domingo, 22 de julio de 2012

Chimbote en la literatura peruana


Javier Garvich


Lima, siempre Lima. La eterna cantaleta del centralismo de la capital y su visión paternalista sobre el resto de las regiones del Perú. En Lima nos lo tomamos a la ligera, pero –hablando en plata- el centralismo limeño ha sido una maldición para el Perú. Países tan cercanos como Bolivia y Ecuador tienen en sus ciudades igual o más protagonismo cultural que la capital. En México, Guadalajara o Monterrey  se destacan en producción cultural o científica por encima del Distrito Federal. En Alemania hay no menos de una treintena de ciudades de trayectoria estelar en diversas disciplinas o temáticas. Incluso en un país “en vías de subdesarrollo” como lo es  el ahora agónico Estado español, hay varias ciudades que en propuestas culturales  rompen la dicotomía Madrid- Barcelona como Gijón y su relación con la novela negra, Valencia como referencia del arte contemporáneo, Bilbao y sus propuestas de desarrollo sostenible en una ciudad degradada por el industrialismo de dos siglos. Incluso ciudades pequeñas como Mérida, Valladolid o Cáceres se hacen un sitio en el año como impulsores de festivales artísticos internacionales de bastante calidad sea en teatro, cine o música.

He hecho este rodeo para remachar  nuestro anacrónico y perverso centralismo. Centralismo que nos dice que acá en la capital se cocina la sustancia de la inteligencia nacional y que del resto del país apenas se consignarán aportes y complementos (generalmente turísticos y folklóricos).

Y no es así.
 
 
 

En muchos posts yo ya les he informado de la activa vida cultural que hay fuera de Lima. Su lado más visible es la saludable proliferación de Ferias del Libro en distintas regiones, destacando las que se realizan en Trujillo o Huancayo. Pero el otro lado, el más negado, es el de las propuestas y prácticas culturales renovadoras en las letras peruanas. Y Chimbote es una de ellas.

Chimbote -en el imaginario nacional alimentado por cuatro décadas de racismo mediático- aparece como un inmenso pueblo joven, apestoso a más no poder, lleno de cholos imberbes que llegaron buscando el dinero fácil de la pesquería. Un auténtico pandemónium urbano, canon de la informalidad y meca del ignorante con plata. Nadie se imagina en Lima a Chimbote como un faro cultural.

Y, sin embargo, lo es.

Arguedas, nuestro gran pionero, lo vio. Llegó a la bahía y observó lo que los ojos limeños nunca captaban: La diversidad, la magia de la interculturalidad, las potencialidades de los pueblos emergentes, vivos, creadores. Para Arguedas, el futuro del país no se delineaba en la capital, lo hacía en Chimbote, allí se fraguaba el gran experimento de un nuevo crisol de prácticas, de cotidianidades, de culturas.

No me voy a demorar en glosar el aporte de Chimbote a la cultura, apenas cito: desde la formidable producción del grupo Isla Blanca o la originalidad poética del vate Juan Ojeda hasta las iniciativas literarias y editoriales de JaimeGuzmán Aranda, Augusto Rubio y Ricardo Ayllón. De la vigorosa poesía de Enrique Tamay e Italo Morales a la memorabilia narrativa de Miguel RodríguezLiñán y Braulio Muñoz. Una ciudad donde todavía los recitales de poesía tienen un público masivo y fiel, donde la presentación de un libro se da desfilando por las calles con banda de música o haciendo performance en un burdel. Una ciudad con una variedad revistas de poesía, con programas de radio sobre literatura, una feria del libro consolidada, bastantes (demasiadas) universidades y que cuenta con propuestas innovadoras en políticas culturales sobre el accionar editorial y el uso de las nuevas tecnologías en promoción cultural. ¿No me crees? Ve a Chimbote.




Pero, por encima de todo, está el ascenso y la merecida premiación del escritor Fernando Cueto. Ex policía y (espero) ex abogado, Fernando Cueto se  tiró de bruces a la piscina de la literatura. Se ha convertido en el gran narrador de Chimbote, interpretando su memoria, recreándola y convirtiéndola en parte de nuestra historia: Lancha Varada (Rio Santa Editores, Chimbote 2005) un canto a las promesas truncadas de adolescentes que soñaban con cambiar sus vidas y las de su país. Llora Corazón (Rio Santa editores, Chimbote 2006) que es, sencillamente, la novela de Chimbote: donde nos regala la rica y contundente polifonía de los diversos sujetos que forman parte de una cultura popular que terminará expandiéndose por todo el país. Dio el salto al escribir Días de fuego (Rio Santa/San Marcos, Lima 2008) una novela sobre nuestra guerra interna contada (supongo/imagino) desde su experiencia de suboficial de la entonces Policía de Investigaciones del Perú, una novela –ojo, ojito- nada patriotera ni corporativa, más bien crítica y que nos propone otra visión (inevitable) de nuestra guerra civil. Cueto ha sido galardonado por el prestigioso Premio Copé 2011 de novela por Ese camino existe, una novela dedicada nuevamente al conflicto armado interno y, qué bacán, es la respuesta (otra más, porque hay varias) de esa  otra parte del país frente al discurso tradicional de una literatura mediática capitalina que ha agotado sus recursos frente a un tema que (con excepciones) siempre le ha parecido distante y ajeno.

 
* Lea el post completo vía Lápiz y martillo.

¿Hacia dónde se dirige el periodismo cultural?




 El periodismo cultural: una pasión inexplicable.

El desarrollo y la felicidad




Del extraordinario discurso pronunciado por el Presidente de Uruguay, José Mujica, durante la Conferencia ONU sobre Desarrollo Sostenible Río+20, en la que hizo un llamado a cambiar el modelo económico, reproducimos aquí algunos de sus más brillantes pasajes.

- ¿Qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?
- El planeta, ¿tiene los elementos materiales como para hacer posible que siete mil, ocho mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será posible?
- ¿Estamos gobernando esta globalización, o la globalización nos gobierna a nosotros?
- ¿Es  posible hablar de solidaridad y de que estamos todos juntos, en una economía que está basada en una competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?
- La gran crisis no es ecológica, es política. El hombre no gobierna hoy, sino que las fuerzas que ha desatado lo gobiernan al hombre.
- No venimos al planeta para desarrollarnos… venimos a la vida intentando ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida. Esto es elemental.
- Si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la economía es el fantasma del estancamiento. Pero ese hiperconsumo es, a su vez, el que está agrediendo al planeta
- No se trata de volver al hombre de las cavernas, es que no podemos  indefinidamente continuar gobernados por el mercado.
- Pobre no es el que tiene poco, sino que verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho, y desea y desea y desea más y más.
-  El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la felicidad humana, a favor del amor, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental. Precisamente porque eso es el tesoro más importante que tenemos.

Fátima Buntix: un perfil




Fátima Buntinx ha perdido a su gato. Desapareció de pronto y ella lo busca por todos los rincones de su casa. Eso ha variado los planes: a esta hora de la mañana yo debería estar sentado con ella, haciéndole preguntas y anotando cosas. Habrá que esperar. «¡Momoooooo!», grita la niña mientras entra y sale de las habitaciones arrastrando sobre el piso sus sayonaras, unas sayonaras que llaman la atención por su color dorado. Fátima tiene diez años y el motivo de esta visita es su debut en el cine, un debut que la ha convertido en una minicelebridad en Lima, la engreída de los críticos y una de las principales atracciones de los festivales a los que ha asistido.

Es posible que el alboroto tenga que ver con el personaje que interpreta, un personaje fuera de lo común. En Las malas intenciones, Fátima Buntinx es Cayetana de los Heros, una niña enigmática e introvertida que tiene el sentido del humor de Merlina Adams —versión Christina Ricci— y la malicia de Ana Torrent en Cría cuervos —el filme de Carlos Saura donde la protagonista trata de envenenar a su tía con leche y unos polvitos—. Las malas intenciones está ambientada en Lima, en 1982, en pleno inicio de la guerra interna del Perú, con Sendero Luminoso manifestándose en forma de bombas, apagones y perros muertos colgados de postes de luz. En la película, la niña ha decidido morir el mismo día en que nazca su hermanito menor.También mata a un canario amarillo usando penicilina y dice cosas como: «Quieren un bebé nuevo ¿por qué? ¿Qué pasa con el viejo? ¿Ya no sirve porque tiene asma?». «¿Cómo sabes que estás embarazada? ¿Y si es un tumor?». «Mamá, tengo malas noticias: te vas a ir al infierno». Esta última línea, dicha por Fátima Buntinx frente a un espejo, dejó fascinada a Rosario García Montero, la directora y guionista: «Fue increíble, se veía muy fresca y se acordaba de todo, era como si de verdad acabara de pensarlo», me dijo hace unas semanas. Y sí, Fátima Buntinx ha sido muy convincente —ganó el Colibrí de Oro a la mejor actriz en el Festival de Marsella—, y por eso algunos se confunden al verla. Susana Torres, su madre, me lo advirtió por teléfono: «Los periodistas piensan que Fátima es Cayetana y esperan respuesta llenas de humor negro. Pero ella no es Cayetana, ¿okey?»

Más lectura y perfil completo vía Etiqueta Negra. 

Marea cultural: cinco años y un nuevo camino




En el quinto aniversario de nuestro blog (ayer se cumplió un lustro desde el sábado 21 de julio de 2007 en que echamos a rodar esta máquina 2.0) no podemos sino agradecer a ustedes, los fieles lectores que han asistido a los miles de post que por este espacio han desfilado con la única y sana intención de aportar al desarrollo cultural de Chimbote y el país. Agradecerles por su tiempo, interacción, tolerancia y paciencia, por compartir junto a nosotros la pasión por el aprendizaje colectivo, la pasión por las artes de la academia y de la cultura viva, por ver el mundo desde nuestra perspectiva: la que defiende los derechos humanos como el único camino para constituirnos en una sociedad diferente.

Compartir con ustedes -en esta fecha especial- un documental imprescindible, uno que habla de la vida y obra de Sabato, ejemplo de escritor, de intelectual y de –como alguna vez el autor de “El túnel” se expresó sobre el Quijote- “un simple mortal, tierno desamparado, andariego, hombre que alguna vez dijo que por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.



Desde Chimbote, nos abrazamos hoy con ustedes. Levantamos nuestra copa para brindar por estos años que son solo en principio de la nueva época de @mareacultural que hoy se inicia. Muchas gracias.