miércoles, 4 de abril de 2012

Un día como hoy hace veinte años: ¡nunca más!

Augusto Rubio Acosta

Un día como hoy –hace veinte años- nos quedamos sin libertad.
El más preciado de nuestros tesoros nos lo fue arrancado brutal e impunemente por quienes habrían de sumirnos en una vorágine impositiva, oscura, corrupta y sangrienta que emanaba desde Alberto Fujimori y su siniestro entorno, con el único fin de perpetuarse para siempre en el poder de un gobierno que pretendió ser maquillado de democrático desde el principio y solo sirvió para permitir el más grande latrocinio del cual se tiene historia en el Perú, así como las más graves violaciones de los derechos humanos.
Han pasado veinte años y no lo hemos olvidado. Todavía vemos los tanques en la plaza, la toma de varios medios de comunicación, la disolución violenta e inconstitucional del Congreso, la intervención del Poder Judicial, y la persecución de quienes se oponían al gravísimo atentado a la libertad de todos los peruanos. Lo más triste, sin embargo, fue constatar las muestras de adhesión y de saludo que tuvo la “mano dura” aplicada por un dictador que se dio el lujo de darse “baños de pueblo” eventualmente y de fundar “medios de comunicación” que se encargaron de prostituirlo todo. Triste también fue el rol que desempeñaron muchos estudiantes universitarios, algunos intelectuales y grandes sectores del país disconformes con la corrupción institucionalizada en el Congreso y el Poder Judicial, quienes estuvieron de acuerdo con la interrupción del orden democrático en aras de una “limpieza a fondo” en nuestras instituciones tutelares, limpieza que nunca se produjo -como es obvio- y permanece aún a la vista.
El 5 de abril de 1992 utilizó la emergencia nacional producto del corrupto y nefasto régimen aprista de Alan García, así como la violencia terrorista en Lima y todo el país, más la pobreza moral, cultural y cívica de la mayoría de peruanos, para justificar una dictadura que la población debió rechazar desde el principio. El SIN, el Grupo Colina, el abuso militar en todo su esplendor, los poderes del Estado de rodillas al régimen de turno y los medios de comunicación basura, fueron parte de nuestro entorno diario a partir de entonces. La captura de Abimael Guzmán y el desbaratamiento de los grupos subversivos, obra del GEIN y la Dincote, fueron éxitos que el fujimontesinismo utilizó para perpetuarse en el poder proclamando a los cuatro vientos una victoria que no les pertenecía, es necesario recalcarlo.
Un día como hoy, hace dos décadas, empezó un largo camino de luchas, esperanzas y sinsabores para recuperar la democracia. Los responsables del autogolpe están hoy en la cárcel junto a varios de sus secuaces. Fechas como esta nos permiten reflexionar sobre el rol que desempeñamos como ciudadanos. El pueblo peruano no fue capaz en su momento de salir a las calles e impedir la consumación y perpetuación de la tiranía. Fue recién en el año 2000 cuando los estudiantes despertaron junto al pueblo y todos juntos vencimos en las calles -tras largas y extenuantes jornadas- al terror y al miedo que la dictadura imponía.
Quienes son muy jóvenes para haberlo vivido cabalmente o quienes teniendo la suficiente edad permanecieron indiferentes o han pretendido olvidarlo, tienen hoy la gran oportunidad de informarse para analizar, reflexionar, debatir y compartir opiniones sobre la realidad del país que nos tocó vivir a quienes fuimos testigos de excepción de una época ominosa. Un día como hoy, hace veinte años, nunca más. Es nuestro deber proteger y salvaguardar lo que es justo y nos pertenece: la democracia (con todas sus imperfecciones), nuestro propio destino.

1 comentario:

  1. ¡Buen dicho! Debemos recordar para poder avanzar. Desde el extranjero he leído textos sobre la época en mi "trilogía inesperada" de Lituma en los Andes (1993) de Mario Vargas Llosa, Grandes Miradas (2003) de Alonso Cueto y Abril rojo (2006) de Santiago Roncagliolo, cada novela con su punto de vista distinto pero todos enfocado en la importancia de la memoria.

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