martes, 6 de septiembre de 2011

Óscar Colchado, Chimbote, tantas emociones...

Óscar Colchado, desde el pasado viernes "Hijo ilustre de Chimbote", llamó a nuestra puerta el domingo último a mitad de mañana, lo acompañaba José Reyes Carranza -viejo amigo, mejor vecino-, y en casa lo recibimos con sopa caliente, enormes choclos, y una fotografía tamaño oficio del autor de "Hombres de mar", a ser autografiada.
¿Qué tal, Óscar, cómo te has sentido, cómo te trata el puerto?
Bien, Augusto, muchas gracias a todos ustedes, a los que estuvieron en la marcha, a Jaime, a Río Santa Editores, a los que llenaron el auditorio de la Universidad San Pedro y me han hecho saber su afecto, estoy muy agradecido a mi familia, a todos los chimbotanos...
Enorme tu libro, librazo, definitivamente una novela total...
Como ustedes saben, empecé a escribir mis primeros cuentos y poemas allá por los años 60, uno a uno fueron apareciendo publicados en el periódico mural del Politécnico Nacional del Santa, "La voz del técnico" se llamaba esa publicación; por esos años escribía sobre el mar, las gaviotas, los crepúsculos y el ambiente marino que era mi mundo, recuerda que yo viví en Chimbote desde los cinco años. Han tenido que pasar muchos años para tener esta novela terminada y como se ha señalado he tratado de construir un todo...
¿Y cómo así, Óscar, cómo escoges el tema y decides escribir esta novela tan de puerto, tan de nosotros?
Cuando acabé el colegio y empecé a estudiar para ser profesor de Lengua y Literatura aquí en Chimbote, decidí saber más de los pescadores, de los hombres de mar, de modo que consigo la posibilidad de salir con los pescadores a bordo de sus embarcaciones; se trataba de conocerlos de cerca, de trabajar en el muelle, en las lanchas fondeadas, y eso hice. Ahí empezaron mis primeros apuntes y bosquejos, así fui recopilando una buena cantidad de material que décadas después me sirvió de mucho. Por ese tiempo estaba mentalizado en escribir sobre ello, pero ocurrió que a finales de los sesenta mueren Ciro Alegría y José María Arguedas, y entonces todo se replantea: me reconocí andino, pensé en mis raíces y decidí escribir primero sobre el ande, darle prioridad a ello, es entonces cuando se posterga mi novela sobre el mar.
Pero de finales de los sesenta hasta hoy es demasiado tiempo. Incluso hubo quienes pensamos que esa novela sobre Chimbote que sabíamos estabas escribiendo desde hace mucho nunca vería la luz, que algo había pasado en el camino y que el libro no iba a llegar a nuestras manos...

Cuando editaba y dirigía la revista Alborada ya había publicado algunos cuentos sobre los patrones de lancha, del mundo marino, ya tenía esa intención, escribía en ese camino; pero como te digo todo eso quedó encarpetado porque decidí reivindicar la esencia de los andes, mis raíces. Me interné en la sierra, me puse a escribir sobre las comunidades de las alturas del Perú y no me detuve hasta el año 2000 en que miré hacia atrás y caí en la cuenta de todo el tiempo que había pasado, los libros andinos que había publicado, lo olvidados que dejé mis apuntes de Chimbote de los años 60, 70, en que pensaba escribir sobre el litoral. Es ahí donde rescato mis anotaciones de la pesca, de las luchas sindicales, reviso recortes de periódicos antiguos, todo el material. El año 2000 empecé a escribir "Hombres de mar" y le puse punto final a la novela en 2007. Mucho tiempo había pasado. Quizá este libro tiene la marca de los escritores del boom porque las técnicas que en muchos pasajes se emplean estaban en boga por esos años y además porque siempre me gustó escribir así...
En tus libros siempre se ha experimentado con el lenguaje, Óscar, anoche Fernando Cueto hablaba durante su disertación de que habías encontrado algo así como "el habla del chimbotano", su lenguaje en particular, y no estoy hablando de una mera transcripción porque para eso basta coger una grabadora...
Desde el principio, desde mis primeros libros, siempre quise coloquializar mi lenguaje. Quizás esto se ha dado porque he nacido en los andes y he tenido familia y amigos que eran grandes narradores orales. Trato de que ese lenguaje siga funcionando en el texto. En "Rosa cuchillo" experimenté con el castellano quechuizado, por ejemplo; el tratamiento del lenguaje siempre ha sido muy importante para mí, en este libro también lo es...
La mañana se adentraba en horas y Pepe Reyes insistía con Vinzos y su rica causa. En el discurso, durante su testimonio de autor, Colchado había rememorado el inconfundible sabor de la causa envuelta en hojas de plátano que comercializaban las vivanderas cuando el ferrocarril Chimbote-Huallanca detenía sus vagones para subir carga y pasajeros de los pueblos situados a la vera de los rieles.
"A mí me preocupa Alborada, me alegra que podamos retomar el camino emprendido hace un par de años con Alborada Internacional, esfuerzo que tuvo que detenerse por varias razones; lo importante ahora es continuar caminando, editando esta vieja revista..."
A la hora de irse aparecieron los abrazos, los buenos deseos y el "nos estamos visitando". Los pasos de Óscar se perdieron entre el tumulto y el vocingleo de la siempre turbia e inefable calle Pizarro. A esa hora en La Cachina los ebrios recién llegaban de las fiestas, los vendedores de cachivaches de la avenida Buenos Aires desayunaban "su almuerzo", los campesinos desembarcaban sus trastos, algunos regresaban de compras, y en los kioskos de periódicos la prensa basura exhibía titulares de noticias banales, en absoluto trascendentes. Colchado se fue con la promesa del regreso, al día siguiente abordó a un bus y dejó atrás la ciudad que tanto ama y que tanto lo quiere. En Chimbote, Colchado fue feliz el fin de semana. Volverá a aparecer Alborada, Óscar, puedes estar seguro, estarás de regreso en el puerto...

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