viernes, 30 de mayo de 2008

En San Marcos se dijo adiós al poeta *

En la Casona de la UNMSM despidieron a Alejandro Romualdo Valle. Se va el cuerpo, las letras quedan

Dayhana Cam

Único, contestatario, poeta social, esas son sólo algunas de las palabras con las que sus más allegados amigos y seguidores describieron al poeta Alejandro Romualdo Valle, quien en vida fue uno de los más grandes poetas y escritores en nuestro país, que al ­igual que otros falleció sumido en el olvido y la indiferencia de los gobiernos del país. Ayer se vivió un rencuentro de poetas, con un motivo triste, despedir al amigo, pero con la sensación grata de que su huella nunca se borrará, ni de los papeles ni del corazón de miles.

Un retrato del poeta Alejandro Romualdo Valle, elaborado por el pintor Bruno Portuguez, acompañó el féretro del también periodista y dibujante, quien fue velado en la casona del Centro Cultural de San Marcos, lugar donde por muchos años se reunió con sus más queridos amigos, entre ellos el director de la citada casa cultural, Federico García, quien consideró a Valle como “un poeta social”, debido a su compromiso con los desposeídos.

“Él siempre se preocupó por la situación social del ­país, sus poesías y textos expresaron siempre su constante compromiso ideológico con los que menos tienen”, indicó García.

Durante el acto velatorio llegaron a darle el último adiós ilustres poetas e intelectuales, sin embargo, no llegó ningún representante del gobierno de turno, pese a que la obra de Romualdo Valle es considerada como patrimonio para nuestro país. También se hicieron presentes un grupo de escolares del colegio Santo Domingo de Guzmán, quienes con pancarta en mano ­agradecieron al ilustre vate por su poema “Canto Coral a Túpac Amaru”, un importante referente en el proceso literario peruano.

Uno de los más grandes
Para el poeta, editor y periodista Hildebrando Pérez, el célebre Romualdo fue uno de los más grandes poetas hispanoamericanos, razón por la cual, hace menos de dos años, se dedicó una edición completa de la revista Martín a la vida y obra del citado poeta.

En 130 páginas, distintos estudiosos y literatos peruanos y extranjeros realizaron ensayos y evaluaron la diversidad de la poesía de Valle. Pérez dirigió junto al periodista Guillermo Thorndike esa revista.

“Él sabía adelgazar la voz cuando lo requería su poesía. Y cuando quería ser un poeta reclamante de las injusticias sociales, su poesía era dura, ­era tosca como un trueno”, ­aseguró Pérez, sobre la versatilidad de su amigo, quien en 1949 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía. ­Obras suyas como La torre de los alucinados (1949), El movimiento y el sueño (1971) y Edición extraordinaria (1958) son reconocidas en todo el mundo.

Homenaje póstumo
Por la tarde, se realizó un homenaje póstumo, en el que sus más queridos familiares y amigos recordaron la importante obra del notable peruano. El poeta Arturo Corcuera recordó su amistad con el vate que se fue, mientras que el periodista y director de esta casa, LA PRIMERA, César Lévano, reflexionó sobre la generosidad de Valle para con sus amigos y reconoció la ayuda que le brindó para publicar algunos textos. “Los poetas nunca mueren, siguen viviendo a través de sus palabras”, declaró Lévano.

“Estoy muy agradecida con la Universidad Nacional de San Marcos y con Federico García, del Centro Cultural, por brindar este tierno y emotivo homenaje a mi padre. Él no sólo fue alumno de San Marcos, sino también fue profesor, yo fui alumna suya en el curso de Estética y quedé babeando. Todos saben que para él yo era sólo su dulzura”, expresó, conmovida, Laura Valle Pereira, hija de Romualdo Valle. Los restos de Valle fueron despedidos con el himno de la Internacional Socialista, pues “cuando un poeta revolucionario muere, nunca muere”. Con el puño en alto, sus amigos y familiares dijeron hasta pronto a este notable poeta e intelectual, que fue cremado en el cementerio de Conchán en Lurín, en una ceremonia privada.

Lo dejaron morir
Hildebrando Pérez, Federico García y el pintor Alberto Quintanilla coincidieron en señalar que en nuestro país se deja morir a los poetas y personalidades culturales, pues sólo se les reconoce cuando ya han dejado de existir. Pérez recordó que hace seis meses un grupo de intelectuales y poetas firmaron un documento, sin que Valle lo supiera, pidiendo al gobierno de Alan García que otorgue una pensión de gracia al notable maestro, “y hasta ahora estamos esperando”.

* Tomado de La Primera.

domingo, 25 de mayo de 2008

Últimas sesiones con Marilyn *

Michel Schneider

Traducción de Ramón de España. Alfaguara. Madrid, 2008. 488 páginas, 23’50 euros

Asumimos que Marilyn Monroe, es el gran icono femenino del siglo XX; convendremos que su imagen, como la del “Che”, trasciende el personal ámbito biográfico para interesar aspectos de índole social y artística; y también aceptamos que el nombre de “Marilyn” solo pertenece a una mediocre e infeliz actriz rubia. Esta suerte de “principios fundamentales” constituyeron el andamiaje de aquella voluminosa novela de Joyce Carol Oates, Blonde (2000), donde recreaba la vida de Norma Jean Baker. Y, en buena parte, también son los elementos alrededor de los cuales que se estructura la obra del psicoanalista francés Michel Schnieder, Últimas sesiones con Marilyn, con la que llegó a ser finalista del prestigioso Goncourt.

En esta historia novelesca, tanto en sentido literal como figurado del término, Schneider logra trasmitir la ilusión de encontrarnos ante un documento de investigación. Tal vez sea precisamente este diseño narrativo lo más interesante de la obra, pues el lector debe plantearse en cada página si lo leído fue real o fruto de la imaginación de Schneider. Los diálogos, obviamente, son ficticios, pero nos asalta la duda sobre la veracidad del encuentro novelescamente recogido. Incluso la sección “Lecturas”, referida a las fuentes de las que bebió el autor, incita al desconcierto, pues por una parte se nos dice que, “Las palabras que aquí se ponen en boca de Marilyn Monroe… provienen de diferentes fuentes (biografías, entrevistas)” (pág. 431); y dos párrafos más adelante, “Si los diálogos, opiniones y cartas han sido inventados, en ocasiones, por el autor de esta novela,…” (pág. 432). No se entienda esta apreciación como censura, sino todo lo contrario, pues es el juego de veracidad-ficción lo más interesante de la obra… desde una perspectiva exclusivamente literaria, claro está. En cierta medida, el autor lleva a la práctica la vieja máxima: “Pon fecha y lugar a una mentira y la convertirás en verdad”.

La historia se narra mediante viñetas, de no más de tres páginas, en las que el lugar y la fecha funcionan como singular título: “Nueva York, Gladstone Hotel, calle 52 Este, marzo de 1955”; “Berkeley, California, 5 y 27 de octubre de 1961.” El orden no es cronológico y tampoco todas ellas tienen como protagonista a Marilyn, pues el proceso de la terapia y el propio psicoanalista, Ralph Greenson, funcionan como motor y personaje secundario de la historia narrada. Pero todavía hay algo más, pues el propio proceso de escritura responde a condicionantes propios del género detectivesco; y no me refiero al luctuoso desenlace de la protagonista, sino a las supuestas particularidades que condujeron a la redacción de la novela. En Últimas sesiones con Marilyn Michel Schneider ha dado un giro, una nueva vuelta de tuerca al otrora alabado “New Journalism”. Como Truman Capote, gran amigo de Marilyn y ya citado en la primera línea, logra atraparnos con la expectación de una trama haciéndonos olvidar que ya conocemos el desenlace. La relación entre paciente y terapeuta llega a resultar tan interesante como la desarrollada en Lo que el viento se llevó.

Si hasta ahora he enfatizado la forma sin mostrar especial interés por el fondo se debe fundamentalmente a que poco o nada nuevo se añade sobre lo ya sabido de la infeliz Norma. El prematuro abandono de la madre, la irresistible necesidad de ser amada, el miedo al rechazo, la incesante búsqueda de la figura paterna entre sus maridos, sus consentidos caprichos de diva… son algunos de los aspectos que van siendo progresivamente comentados y novelados a lo largo de la narración. Las sesiones de diván, sustancia de la historia como parece sugerir el título, no se referencian sino en pequeñas pinceladas y momentos puntuales. Así por ejemplo el tema sexual, tan importante en el psicoanálisis freudiano que sigue Greenson se despacha en los primeros compases: “Mire, doctor, mi vida sexual, mi vida a secas, la veo como una sucesión de recuerdos falsos. Un hombre entra, se agita, me toma, me pierde.” (pág. 106)

* Tomado de El Cultural.

Un extenso asedio al Che

Ayer se estrenaron el el Festival Cinematográfico Francés las dos cintas en las que Sodernbergh se proxima a la figura y leyenda del revolucionario argentino. El personaje de Ernesto Guevara es interpretado por Benicio del Toro

CANNES (AGENCIAS). A menos que se trate de alguna de las películas de su serie "La gran estafa", el director Steven Soderbergh nunca le facilita las cosas al público. Con su biografía épica del revolucionario argentino Ernesto 'Che' Guevara, que fue estrenada en el Festival de Cannes, Soderbergh definitivamente ha hecho la película que quiso, pero no necesariamente una que va a ser exitosa con todos los tipos de audiencia.

La saga de dos partes tiene un total de cuatro horas y media. Está filmada casi completamente en español, un reto particular para un vasto sector del público estadounidense al que no le gusta leer subtítulos. Asimismo, carece de muchos de los clichés de las biografías y ofrece muy pocos detalles sobre el origen de las ideas del Che, que puso en práctica durante la revolución cubana y trató de implementar luego en su fallida guerrilla en Bolivia.

Soderbergh estaba preparado para el escepticismo de los reporteros en una conferencia de prensa realizada ayer en Cannes. Sobre su decisión de filmar en español, dijo: "Uno no puede hacer una película con ningún nivel de credibilidad en este caso, a menos que sea en español... Yo espero que llegue el momento en el que si se hace una película sobre otra cultura, se haga en el lenguaje de esa cultura. Espero que los días de ese tipo de imperialismo cultural hayan acabado".

En cuanto a la duración de la cinta, indicó: "Mientras uno se adentra más en la historia, uno siente que si va a tener contexto, tiene que ser larga". También atajó los comentarios sobre la estructura poco convencional señalando: "Me parece risible que mucho de lo que se escribe sobre el cine de hoy es que muchas películas son demasiado convencionales, y entonces aparece gente molesta porque algo no es convencional".

Y agregó: "Simplemente, estamos tratando de dar una idea de lo que era estar con esa persona. Eso es todo. Y las escenas fueron escogidas estrictamente sobre la base de lo que nos dicen acerca del personaje". Protagonizadas por Benicio del Toro, ganador del Óscar por su actuación en otra película de Soderbergh, "Traffic", las dos cintas fueron rodadas como "El argentino" y "Guerrilla". El reparto incluye a la alemana Franka Potente, Catalina Sandino Moreno y Damián Bichir como Fidel Castro. Matt Damon, amigo de Soderbergh, tiene una breve actuación.

DEL TORO EN ESPAÑOL
Cuando supo que haría el papel del Che Guevara en las dos películas en español de Steven Soderbergh sobre el guerrillero argentino, Benicio del Toro pensó que trabajar en su propio idioma sería pan comido. Sin embargo, una vez que el puertorriqueño ganador de un Óscar se lanzó de lleno a la aventura, se topó más bien con todo lo contrario.

"Es más complicado de lo que parecía", declaró Del Toro en conferencia de prensa. "Yo hablo un español puertorriqueño, que es muy diferente (al argentino), y mi español es un poco como el que tenía cuando salí de Puerto Rico a los 13 años mientras que el Che Guevara era un intelectual con un español muy bueno. Creo que traté de hacer lo mejor que pude sin sonar demasiado tieso", añadió el astro boricua, en su fluido inglés. "Pero no fue fácil. Tuve mucha ayuda", añadió.

"Georgette se creía predestinada a ser viuda" *

Peruanista André Coyné en conferencia en el centro cultural garcilaso de la cancillería. Narró animadas y sentidas anécdotas con las que retrató a la esposa de César Vallejo.

Pedro Escribano

Antonio Cisneros, director del Centro Cultural Garcilaso, no tuvo mejores palabras para presentar ayer al peruanista francés André Coyné, quien llegó rayando las doce del día a dicha casa de cultura para hablar de Georgette Phillipart y César Vallejo.

"Es un día precioso. Brilla el sol. Es insólito que a estas horas, del mediodía, hagamos una conferencia. Brillo del sol, pero también brilla André Coyné, antiguo amigo del Perú y de la poesía peruana", fueron las palabras de agasajo del poeta.

El aplauso del público refrendó sus palabras. Luego Cisneros enumeró la contribución académica del peruanista.

Coyné, remecido de emoción, aguardó en silencio para luego dirigirse al auditorio, directo y en confianza:

"Un viejo peruano es quien les habla. Digo peruano porque estoy ligado a este país hace más de cincuenta años. En mi primer viaje vine por nueve meses y me quedé nueve años", refirió el académico.

A partir de estos, el público le siguió con el oído atento. No quería perderse las revelaciones, pasajes y recuerdos del peruanista sobre Georgette y Vallejo, quienes se casaron en 1934.

Refirió que Georgette era una niña de quince años y que tenía como vecino a Vallejo. Y que siempre desde su ventana lo veía callado, pero un día el poeta la saludó.

Ella corrió donde su madre, exclamando: "¡¡Mamá, el mudo de enfrente habla!!" (risas).

PRÁCTICA SOCIALISTA

Así nació el amor de Georgette y Vallejo. Se casaron a los pocos meses y viajaron en una delegación a la Unión Soviética, país socialista.

Cuando la delegación llegó, narró Coyné, fueron recibidos por una delegación oficial. Junto a esa delegación había una anciana que se mantenía en silencio. Pero en el momento de dirigirse al hotel, invitados por los delegados, la anciana cargó con las malestas.

–¿Qué clase de país socialista es este en donde las ancianas cargan las maletas? –protestó Georgette.

–En la tierra no hay paraísos. Lo que vale es que haya un poco más de justicia –le respondió Vallejo.

En otro pasaje, refirió sobre los abortos de Georgette, que habrían impedido la paternidad del poeta.

"Vallejo decía que un revolucionario consciente no debería tener hijos", porque estos se expondrían al sufrimiento.

"Así que los abortos –comentó Coyné– no solo dependían de la voluntad de Georgette".

LA FRAZADA HUANCA

Luego pasó a narrar otra anécdota en la que, según él, Georgette no queda bien parada.

Ocurrió en Huancayo, cuando viajaron entre otros, él y Américo Ferrari. "A Ferrari lo detestaba mucho tiempo, pero tuvo un día de amistad (risas)", subrayó.

Contó que se habían hospedado en un hotel y cuando ya estaban yéndose, salió el cuartelero suplicando que le devuelvan una frazada. Todos se miraron azorados y se negaron haberla tomado. Georgette también. El cuartelero no cesaba de suplicar.

"A presión nuestra –sonrió Coyné–, Georgette abrió su maleta y lo primero que apareció fue la frazada". (Risas).

AMOR A LA MUERTE

El peruanista también refirió que Georgette era una obsesa de la muerte.

"Tenía vocación de viuda. Se creía predestinada a ser viuda", (risas).

Tan así que cuando murió Vallejo, lo primero que le dijo a Juan Larrea, fue: "Juan, he esperado tanto tiempo este instante".

'Sí –comentó Coyné–, Georgette hizo su vestido de viuda antes de ser viuda".

El académico comentó que muerto Vallejo, una delegación había retirado el cadáver de la clínica para llevarlo a la Casa de Escritores Antifacistas.

"Decía que lo llevaron para un rito y no sabían dónde enterrarlo. Georgette al final lo sepultó en la tumba de su madre, en donde hay tres nichos", refirió el peruanista.

–Lo ideal es que Georgette deje la tumba en Lima, que no sé dónde está, y vaya al lado de su madre y su marido", Concluyó André Coyné.

EL DATO

Epitafio. "J´ai tant neige pourque tu dourmes" (Yo he nevado/ para que tú duermas), versos de Georgette que están como epitafio en la tumba de Vallejo. Según Coyné, ella no gustaba mucho de los poemas de Vallejo, más le gustaba de Guillaume Apollinaire.

* Tomado de La República.

viernes, 23 de mayo de 2008

Entre el ensayo y la diplomacia

Chimbotano y escritor, Julio Álvarez obtuvo recientemente el premio de ensayo diplomático. Aquí la entrevista que concedió a Marea Cultural.

¿En qué consiste tu ensayo que salió premiado?
El año 2005, un colega y yo recibimos el encargo de abrir un consulado profesional en Atlanta que fuese un modelo de servicio al ciudadano, eficiente y moderno para los peruanos residentes en la región del Sudeste de los EEUU. Allí nació el ensayo. Juntos decidimos conceptuar la experiencia y hacer ciencia para la gestión pública. El ensayo premiado conceptualiza dicha experiencia en la que se buscó incorporar los criterios de gestión pública moderna y que ha sido considerada por la Asociación de Instituciones Peruanas en los EEUU y Canadá como una experiencia exitosa.
¿Qué tipo de servicio relacionado al quehacer cultural se les brinda a los peruanos de la diáspora?
Bastante. Sobretodo teniendo en cuenta que una de las tareas más importantes de un consulado es actuar como agente de vinculación entre los peruanos y su cultura. Hemos promovido la creación de grupos culturales y organizando exposiciones de pintura, de fotografía, festivales folclóricos, ciclos de cine y festivales gastronómicos, siempre que ello implique enriquecimiento cultural y fortalecimiento del vínculo cultural del peruano con el país.
¿Cómo vas con la poesía? Asumimos que has continuado escribiendo poemas…Diría que, de alguna manera, he venido dejando tranquila a la poesía, a fin de no alejarme del todo de ella. Los rumbos por los que la vena de escritor me ha llevado es ahora el de la narrativa, con un estilo que intento sea profundo pero entretenido, ingenuo pero versado, y en donde sea siempre posible encontrar reminiscencias o fósiles de lo alguna vez fue un poeta.
EL DATO
En Atlanta, Julio Álvarez ha participado activamente en la organización de espectáculos como el ballet de Perú Negro, el grupo de teatro y danzas Karibú, los niños campeones peruanos en el Mundial de Robótica 2008 en Atlanta, Matices Peruanos en Atlanta, entre otras actividades lúdicas. Nuestro entrevistado e autor de dos poemarios: “Penúltimo segundo” y “A pesar de las horas raídas”.

martes, 20 de mayo de 2008

Entrevista a Fernando Cueto

Fernando Cueto pertenece a la nueva generación de escritores que, desde Chimbote, irrumpen para establecer una distinta visión del Perú: la vorágine social.

¿Por qué escribes novelas?
Me permite ejercer plenamente mi libertad. Soy libre de crear historias, explorar las posibilidades que el género ofrece. Mientras escribo, domino el tiempo y poseo el don de la creación, doy vida a mundos y seres que existirán cuando yo ya no esté.

¿Cuántas historias hay en la novela?
En una novela pueden coexistir muchas historias. A una principal pueden acompañar otras menores, sirven para recrear los ambientes y definir a personajes. Llora, Corazón contiene las historias del club de fútbol José Gálvez y de la orquesta salsera Los Rumbaneys. También está la historia del paso de Arguedas por Chimbote para escribir Los Zorros. El nexo de estas historias es una cuarta, la de un grupo de muchachos persiguiendo sus sueños en medio de la vorágine de la vida.

¿Cómo escribes una novela?
Lo primero es tener la historia. Darle mil vueltas y organizarla mentalmente. Después viene la narración, quién contará. Puede ser un personaje, un narrador externo, un testigo omnipresente o una polifonía donde todos cuentan. El narrador es quien le va a dar intensidad a la historia. Luego viene el relato, cómo se va a contar. Es manejar el tiempo y secuencia de la historia, en un discurrir que, para mí, debe tener densidad poética.

¿Has terminado de escribir lo que Arguedas dejó inconcluso?
No. Nadie puede escribir lo que otro no escribió. En Llora, Corazón, siguiendo los lineamientos que Arguedas dejó en su último diario, he ficcionado con el capítulo inconcluso. He tomado una licencia que el género permite para dar un testimonio del afecto de los chimbotanos.

¿Qué piensas de la novelística peruana?
La primera publicación de El Quijote fue remitida al Callao en 1605 y, la novela surgió en el Perú recién a fines del siglo XIX. Es obvio que no hemos novelado nuestros principales procesos históricos; la conquista, la emancipación, la guerra con Chile. Sin embargo, con el aporte de novelistas de la generación del 50, Reynoso, Zavaleta, la novelística se nutrió de nuevas técnicas que sirvieron de base a narradores posteriores, a Vargas Llosa, Bryce. Gracias a ellos, ahora hay una rica, variada y fecunda tradición novelística peruana.

EL DATO

Fernando Cueto (Chimbote – 1964). Publicó Labra Palabra y Raro Oficio (poesía), las novelas Lancha Varada, Llora Corazón. Tiene inédita la novela Días de Fuego.

* Tomado de La Primera.

domingo, 18 de mayo de 2008

'68 Con la rebelión en la boca *

Excepcional edición especial de la revista Ñ

Cuarenta años atrás, el mundo fue sacudido por diferentes manifestaciones juveniles que tuvieron su epicentro en el famoso "Mayo Francés", la Primavera de Praga y la Masacre de Tlatelolco. Esta efervescencia revolucionaria reformuló la relación de la sociedad con la política y modificó el vínculo de las clases medias con la cultura. Reconocidos intelectuales y escritores argentinos y extranjeros reflexionan y dan su testimonio de esa época que dejó una marca profunda en el siglo XX.

1968 - El año en que se rebelaron los jóvenes en todo el mundo
No empezó en París pero allí tuvo su centro y su principal derrota. La rebelión juvenil mundial de 1968 dejó una marca en la cultura. Fue una revolución contra el autoritarismo y las costumbres, con objetivos distintos y con diversos resultados: en países como Polonia, por ejemplo, significó el comienzo de movimientos que produjeron luego la caída de los soviets. En su conjunto, situó de nuevo al hombre frente a los desafíos que enfrenta su libertad. Sobre este fenómeno escriben aquí el ex líder estudiantil Daniel Cohn-Bendit, el filósofo Slavoj Zizek y los escritores Paul Auster, Juan Villoro, Horacio Tarcus y Nicolás Casullo, entre otros.
Por Josep Ramoneda

Poética de la revuelta
El Mayo francés remite a la época de un nuevo lenguaje, acaso una nueva izquierda, nuevos intelectuales. Testigo presencial de los hechos, el autor los compara con la actual violencia política.
Por Nicolás Casullo

Alain Touraine: "Los franceses no vieron venir nada"
El filósofo dice que a los franceses no les interesan los conflictos sociales y que el 68 implicó la invasión de la cultura en la política. Se perdió el optimismo de entonces, se lamenta.
Por Mathilde Gerard

Entrevista a Virgine Linhart
Los hijos de aquella imposibilidad
Criados en un clima revolucionario, los hijos del 68 toman distancia de sus padres pero reivindican las ansias de libertad. Lo cuenta en un libro la hija del líder maoísta Robert Linhart.
Por M. G.

El 68, un fracaso político
El histórico líder Daniel Cohn Bendit dice que el objetivo de la revuelta no fue tomar el poder sino modificar la vida social, las formas de ser, de amar y hasta de hablar. Pero también lo ve como un fracaso político.
Por Daniel Cohn Bendit

Memoria fotográfica y euros
Ex editor del diario Libération, el autor de esta nota dice que se rinde culto a la gráfica de la revuelta bajo las normas del marketing.
Por Christian Caujolle

Entrevista Philippe Artières
La Historia, entre teoría y práctica
Director de una obra inmensa que traza un vasto panorama de "los años 68", Philippe Artières resignifica el relato sobre la revuelta y exhorta a "inventar una nueva articulación" entre teoría y praxis. De cómo Aron, Gorz, Morin y Lefort leyeron los signos de Mayo.
Por Edgardo Castro

Entre el manifiesto político y el retrato de una época
Si para los militantes comprometidos en el ejercicio revolucionario de Mayo del 68, el arte fue una respuesta catártica a los acontecimientos, ¿qué ecos de aquella experiencia resonaron en la Argentina? El pintor Eduardo Stupía reflexiona sobre un tiempo que cambió para siempre la brújula del arte.
Por Eduardo Stupía

"Los odio, queridos estudiantes"
En el campo intelectual de la época causó revuelo la mirada crítica del director de cine y escritor italiano Pier Paolo Pasolini respecto de la revuelta del 68. Hombre progresista, el poeta acusa a los jóvenes de "una ausencia de compromiso" banal y hasta llega a hablar de un "fascismo de izquierda". Luego atemperó su postura.
Por Daniel Freidemberg

En busca del Mayo argentino
Aunque oyeran sus ecos en el Cordobazo de 1969, los partidos argentinos miraron con gran desconfianza al Mayo francés. Para el peronismo, una protesta frívola. Para el obrerismo, burguesa. Para el maoísmo, muy europea. El autor recorre las resonancias distintas de la rebelión parisina aquí.
Por Horacio Tarcus

La primavera negra que estalló en Praga
Episodio emblemático de la Guerra Fría, la Primavera de Praga fue la crisis, en el 68, que siguió a la invasión soviética a la Checoslovaquia reformista de Dubcek, mentor del "socialismo con rostro humano".
Por Guillermo Gasio

Pidamos lo imposible
La proyección inmediata del 68, sostiene el filósofo Slavoj Zizek, fue "un impulso brutal y directo hacia lo Real": búsquedas extremas de goce sexual, el retorno del misticismo y el terrorismo político. En todos los casos, una retirada de la participación socio-política concreta. El desafío por venir es recuperarla. Como se decía: "pedir lo imposible".
Por Slavoj Zizek

México, el legado incierto del 68
"A 40 años de la masacre, no tenemos un cuadro completo y fiel de lo que en verdad ocurrió", escribe el historiador Enrique Krauze sobre los incidentes de Tlatelolco. Y analiza en presente el dilema de la izquierda mexicana.
Por Enrique Krauze

Los pasos del sonámbulo
Cronista excepcional, el autor de "Llamadas de Amsterdam" recrea, en primera persona, las circunstancias que vincularon sus doce años con los acontecimientos de Tlatelolco y los Juegos Olímpicos de México en 1968.
Por Juan Villoro

El año de todas las locuras posibles
El escritor Paul Auster cuenta aquí en primera persona sus recuerdos de esa época convulsionada que también se expresó en los EE.UU. En ese momento tenía 21 años y comenzaba a escribir. Se describe como un joven tranquilo que fue arrastrado por esa furia.
Por Paul Auster

* Tomado de www.revistaenie.clarin.com / amplia info

¿Era Kafka kafkiano?

Según una idea muy extendida, el autor de El proceso era un ser torturado y sombrío. Sin embargo, quien lea atentamente sus cartas y sus diarios podrá advertir también la alegría genuina de este escritor monumental

Luis Gruss

"Los libros de Chejov son libros tristes para gente con humor -aclaró por si acaso Vladimir Nabokov en un curso sobre literatura rusa brindado en Wellesley y en Cornell-. Solo el lector propenso a la ironía podrá apreciar verdaderamente el dolor que emana de su obra." Y así era en realidad. Para el autor de "La dama del perrito" las cosas eran (son) tristes y graciosas al mismo tiempo, como un velorio de esos donde se bebe café con vodka y se cuentan chistes divertidos. Resulta imposible al leerlo, o simplemente al mirar la vida con alguna amplitud, no comprender que ambos aspectos van siempre unidos por un puente estrecho.

La referencia es útil, además, para entender mejor a otro eterno malentendido de la literatura del siglo XX que lleva el nombre de Franz Kafka. Sobre él se ha construido una leyenda universal -admitida ya como irrefutable- según la cual el señor K fue poco menos que el monstruoso insecto de La metamorfosis o ese sujeto a la deriva que, por ejemplo en su novela El proceso , es perseguido sin causa ni objeto por una máquina de hacer burócratas y matar individualidades.

El tema es aludido de manera tangencial por el ensayista Josef Cermák en el recientemente publicado Franz Kafka/Ficciones y mistificaciones (Emecé), con prólogo de María Kodama, que cuestiona la inmensa cantidad de mitos que algunos autores inescrupulosos construyeron en torno a la figura de Kafka. Supusieron ellos (Cermák menciona concretamente a Michal Mares y Gustav Janouch) que Kafka era kafkiano, que se trataba de un ser siempre atormentado, apocalíptico, un pobre infeliz, un depresivo sin cura.

Artificio para incautos

Los primeros que salieron al cruce de esta extendida fábula fueron Gilles Deleuze y Felix Guattari en el ya clásico ensayo titulado Kafka, por una literatura menor , donde sostienen con buenas razones que el autor al que se consagran es un hombre que ríe, un ser profundamente feliz (con alegría de vivir) en cuya obra lo cómico aparece de manera constante. Nada de lo dicho está destinado a negar los aforismos sombríos, los momentos de angustia (¿quién no los tiene?) que Kafka revela tras la ruptura con Felice Bauer en 1918 o cuando se muestra realmente triste, cansado, con miedo a la vida y sin deseos de escribir. Pero la risa de Kafka brota a cada instante a pesar de sus declaraciones oscuras que, subrayan Deleuze y Guattari, tienden un cerco o una trampa en la que muchos críticos y simples lectores cayeron fácilmente. Una cosa es depositar el mal (la zona oscura) en una obra literaria y otra muy distinta es parecerse a ella.

No son justos aquellos que suponen a un Kafka siempre sufrido y en penumbras. El hombre tuvo sus momentos de alegría, risas, deseos y placer. Con no poca frecuencia practicaba natación, hacía gimnasia, remaba, trabajaba y tomaba sol desnudo en el jardín de su casa: el nudismo como filosofía de vida, al igual que la opción vegetariana en las comidas, era una de sus aficiones; de tanto en tanto, además, frecuentaba las tabernas de Praga, donde bebía y dialogaba con almas perdidas como la suya. Fue quizá para compensar los excesos (que incluían visitas reiteradas a los prostíbulos de la ciudad) que con el tiempo se hizo naturista. En un pie de página de los diarios por él compilados, Max Brod cuenta que Kafka siempre había mostrado interés por la terapia natural: "Siguió todas sus derivaciones: la comida cruda y vegetariana, el nudismo, la gimnasia y la antivacunación".

No fue tampoco un hombre pasivo de esos a quienes todo les da lo mismo. Durante su juventud y madurez Kafka se mostró afín al ideario socialista y abogó por la "solidaridad inmediata" con los excluidos. Mantuvo reuniones con los anarquistas checos y hasta redactó un proyecto de sociedad ascética básicamente compuesta por trabajadores pobres. Se lo podría ver como a un intelectual progresista, según la ambigua denominación moderna, un hombre austero, delicado, que deseaba con fervor a las muchachas con las que se cruzaba pero que, al mismo tiempo, concebía el trato con sus cuerpos como algo degradante o, tal como se lo expresó a una de sus amantes circunstanciales, "un castigo por la felicidad de estar juntos".

Si consideramos estas contradicciones y cierta visión atormentada del amor, que se refleja nítidamente en varios relatos y pasajes de los diarios, debe aceptarse que las chicas funcionaron para el escritor como una interesante vía de escape a la despótica influencia de su padre, el severo y denostado Hermann Kafka, que despreciaba la vocación literaria de su hijo. Pero aun ese punto es discutible, porque ese padre malvado ayudó, acaso involuntariamente, a la gestación de una obra en eterna resistencia contra las limitaciones que el destino le imponía.

De Felice a Milena

La sonrisa de Kafka no se desliza tanto en sus abrumadores y por momentos fingidos mensajes a Felice Bauer (la abundante correspondencia con esta esposa imposible compone, según el escritor, "cinco años de tortura") como en las más relajadas cartas a Milena Jesenská. Fue ella, quizá, la mujer que más cerca estuvo del espíritu libre del escritor. Y fue con ella con quien Kafka pudo empezar a superar sus angustias y enfrentar la vida como nunca antes. Incluso el tono de las cartas que le escribió es más franco y espontáneo que el que caracterizó el intercambio con Felice. "El día es tan corto. Transcurre y termina contigo y fuera de ti. Apenas me queda un rato para escribirle a la verdadera Milena, porque la Milena más verdadera aún ha estado aquí todo el día: en la habitación, en el balcón, en las nubes", le dice en una de ellas.

La habitación a la que Kafka alude estaba situada en un hotel de Viena donde los amantes se habían encontrado en dos o tres oportunidades y no solamente a conversar. Milena, una especie de salto a la alegría, se colocó más cerca de la sensibilidad artística y amorosa del escritor. El checo le escribió cartas menos trascendentales pero más honestas que al resto de sus amores. Con ella, el escritor intentó superar el casi patológico miedo a la vida. Por algo le ofrendó sus diarios, máxima donación imaginable para alguien como Kafka, extremadamente cauteloso a la hora de exhibirse ante los otros.

Joven, rica, desgraciada y rebelde, Milena está signada por la transgresión en todas sus formas. Se embriaga con alcohol, música, cuadros y las novelas de Dostoievski. A los catorce años le da un beso a un amigo de su padre, treinta años mayor que ella. Un poco más tarde, posa desnuda para pintores, prueba cocaína, se hace practicar un aborto, cruza a nado el río Moldava en plena noche para acudir a una cita amorosa, se enamora de Kafka pese a estar ya comprometida. Y una vez establecida con él una relación sentimental que empieza (cuándo no) con cartas, lo insta a compartir una cama en un hospedaje de Viena, petición a la que Kafka accede anteponiendo todo tipo de reparos defensivos.

Kafka llega a entender con Milena que el sexo puede ser agradable y que su ejercicio es doblemente placentero si el amor o alguna mínima corriente de afecto domina la escena. En Viena, al menos por un tiempo, Kafka se entrega a la alegría de amar con locura a una mujer. Los dos suben, un día, a una colina boscosa y allí se tumban al sol. Milena descubre uno de sus hombros (primero el derecho, detalla él con su habitual precisión) y Kafka fotografía el instante con palabras conmovedoras y algo inusuales en su discurso: "(...) tu rostro sobre mí en el bosque y ese descansar mío sobre tu pecho casi desnudo".

Mujeriego incurable

Franz Kafka no lo pasó mal en su vida cotidiana. Tuvo casa, comida, buen trabajo e incluso se jubiló con una asignación razonable. Fue además, usando la jerga moderna, un mujeriego incurable. A los 33 años un comentario al pasar revela la intensidad con que se dedicó a las damas: "¡Cuántas complicaciones con muchachas! -escribe en su diario-. ¡Cuántos problemas a pesar de todos mis dolores de cabeza, el insomnio, las canas, la desesperación! Voy a contarlas: desde el verano ya van por lo menos seis. No puedo resistir. No puedo no ceder al deseo de admirar a todas las que son dignas de admiración y amarlas hasta agotar esa admiración".

También es cierto que el hombre no gozó de celebridad pública (sí, de manera creciente, luego de su muerte), no pudo formar una familia, tuvo casi un único amigo y temió la sola existencia al tiempo que se aferraba a ella con la mayor energía posible a través de la palabra como principal recurso. Pero no logró establecer lazos duraderos en el terreno afectivo. Consiguió en cambio "casarse" con la literatura, un matrimonio que jamás abandonó.

No todo el mundo sabe, sin embargo, que sobre el final de su vida (truncada por la tuberculosis cuando había cumplido poco más de cuarenta años), Kafka logró establecer un vínculo afectivo tan normal como intenso con Dora Diamant, una judía berlinesa de 19 años con quien convivió felizmente y hasta pensó en casarse. Ambos lo habrían hecho, seguramente, si la dolencia física no hubiera ganado la carrera.

Dora era una joven polaca que había conocido a Kafka en un centro de vacaciones de la costa báltica llamado Muritz, donde trabajaba como voluntaria atendiendo a niños judíos. Enseguida fueron a vivir juntos a Berlín. Allí las veladas discurrían entre largas discusiones sobre literatura y compartidos ideales políticos: ambos coincidían en defender una ingenua forma de socialismo agrario.

Puerto final en la vida de Kafka, Dora aparece cuando la existencia del autor checo ya está cercada por la enfermedad. Con esa mujer (la última antes de la señora muerte), el escritor alcanzó a convivir durante varios meses, algo que hasta el momento no había ocurrido con ninguna otra. La conexión entre ambos iba más allá de lo íntimo ya que, a diferencia de otros amores más inestables, este vínculo abarcaba también lo intelectual. Dora ayudaba a Kafka con sus estudios de hebreo y él le enseñó a considerar la literatura algo sagrado, absoluto, incorruptible, leyéndole una y otra vez sus libros favoritos. Los dos concibieron un plan de mudarse a Tel Aviv; allí abrirían un restorán en el que Dora -que además era actriz- iba a ser la cocinera y Franz, el camarero.

Nada de lo subrayado hasta aquí abona el mito de un Kafka oscuro y desgraciado. Quizá la idea fue alimentada (¿forzada?) por aquellos que no pueden concebir una convivencia posible entre genialidad y alegría. O por quienes piensan que la felicidad es un don que no admite la angustia y que, por alguna razón desconocida, no puede ni debe armonizar con el indiscutible arte kafkiano de escribir como los dioses.

* Tomado de La Nación.

Villoro again

Juan Villoro critica a Wolfe, admira a Maradona y recuerda a Bolaño

Luego de su paso por la Feria del Libro, el escritor mexicano, ahora de visita en Chile, sostuvo que el argentino Diego Maradona es el mejor futbolista de la historia. Además calificó de prepotente a Tom Wolfe y lamentó otra vez la muerte de su amigo Roberto Bolaño.

El autor de El testigo, que el próximo jueves ofrecerá la conferencia "Crónica y fútbol", en el marco de la cátedra Roberto Bolaño, de la Universidad Diego Portales de Santiago, consideró, en declaraciones a La Nación de Chile reseñadas por EFE, que Maradona fue "el Espartaco del fútbol".

"Maradona transformó él solo a todo un equipo, es inconcebible pensar a Argentina campeón en el Mundial del 86 sin Maradona. Fue el Espartaco del fútbol", subrayó el escritor.

De fútbol, el autor, nacido en 1956, dijo que el primer mundial del que tiene memoria fue el disputado en Chile en 1962, que a su juicio fue organizado bajo un lema que le parece excelente: "porque no tenemos nada queremos hacerlo todo".

Villoro aprovechó para volver a cuestionar la sentencia que lanzó Tom Wolfe en su reciente paso por la Feria del Libro porteña, donde afirmó que la novela "está muerta".

"Es peligroso que un autor piense que la única literatura válida es la que él cultiva, eso es absurdo y prepotente, porque actúa como un ideólogo, no como artista", consideró Villoro sobre los dichos de Wolfe, uno de los símbolos del llamado "nuevo periodismo".

A su juicio, la opinión del autor de La hoguera de las vanidades es "crepuscular, de alguien que está terminando su trayectoria y prefiere que la literatura del mundo se hunda con él".

Sobre el desaparecido Roberto Bolaño (1953-2003), cuya novela Los detectives salvajes sitúa entre "las grandes", consideró que "ya es una leyenda", aunque en su opinión, un escritor muerto "se entrega a ese malentendido que es la posteridad, que lo lee de maneras muy diversas".

"A mí me parece extraordinario que se haya transformado en un clásico contemporáneo, lo único que lamento es que no esté vivo", afirmó y opinó que a Bolaño, de quien fue amigo, le hubiese gustado la existencia de una cátedra con su nombre.

"Bolaño era un discrepante profesional, y claro, lo más probable que no hubiese estado de acuerdo con lo que se diga allí (en la cátedra)", señaló Villoro, que además confirmó la publicación de su nueva novela El libro salvaje, en el segundo semestre de este año.

Se trata de un libro que nunca ha querido ser leído y es buscado dentro de una biblioteca para ser leído por primera vez, adelantó Villoro.

* Tomado de Ñ, revista de cultura.

sábado, 17 de mayo de 2008

Mi camisa de comando

Para Javicho,
que se fue sin esperarnos


Augusto Rubio Acosta

Aquí, Javier
en el río
a cuarentaitantos
pasos de su sombra
atragantando de plomo
mi garganta
y de pólvora siniestra
los caminos
reclamamos de pie
nuestro propio holocausto
emprendemos el viaje
a la muerte
zigzagueando en los enigmas
del claroscuro
nos alistamos en la hora
de la luz
( maldita )
donde habitan tus victorias
aquí
donde crece el pasto
y el incendio de los árboles
se consume la pira putrefacta
del esbirro
de los dueños de lo tuyo
( mi patria libre )
también de lo mío.


Aquí agitando
( Javier )
el trapo blanco de la amargura
y a la espera de la metralla
violeta de tus versos
nos alzamos por encima
de la noche y de tu muerte
que es también nuestra muerte joven
la cacería desnuda
de los niños en la barriada
la postergación de la soledad
la cobardía de los guardias
en la ceguera de mi patria
y la injusticia
mi camisa de comando
reivindicar la dignidad.

* Tomado de Mi camisa de comando y otros poemas. (MCE, 2007)

Cecilia recuerda a Javier *

César Hildebrant

Cecilia Heraud Pérez, hermana de Javier, ha escrito el texto que hoy ocupa, con todo derecho, el espacio de esta columna que, en días pasados, recordó al poeta asesinado el 15 de mayo de 1963, hace exactamente 45 años. Ella tuvo la generosidad de agradecerme, en nombre de la familia Heraud, lo que yo apenas pude balbucear en aquellas líneas que ­evocaron la imagen de un poeta que sólo quería que su patria fuera hermosa y justa y que pereció acribillado en ­“ese paraje humeante” que más tarde, en su discurso de aceptación del premio Rómulo Gallegos, recordaría también, doliente e indignado, Mario Vargas Llosa. Hoy le toca a Cecilia recordar a su presente hermano. Que los encumbrados asistentes a la reunión que ha feriado a Lima se enteren de que el Perú no es sólo negocios y oportunidades. Que sepan que nuestro país tiene deudas viejas y deberes olvidados. Y que Javier Heraud también nos encarna y nos encara. (¡Pensar que hoy el buen Javier sería llamado, gracias al triunfo semántico de la Caverna, un terrorista!)

“Hace 45 años Javier Heraud fue muerto en el río Madre de Dios, en ese río enorme donde paradójicamente se ha instalado la base de lo que será el puente que unirá la carretera interoceánica que se espera traiga progreso y desarrollo en la zona. Hace 45 años, Puerto Maldonado, capital del departamento de Madre de Dios, era un pueblito de apenas unas cuadras y unos pocos miles de habitantes –no sé exactamente cuántos–.

Yo visité la tumba de mi hermano en noviembre de 1963, ­apenas unos meses después de su asesinato, y aprecié el atraso y el ­abandono. Javier, en realidad, iba de paso a Puerto Maldonado. No fue a quedarse ni a iniciar allí ninguna acción. Según versiones que recogí, el pueblo fue azuzado por curas y autoridades, los gamonales de siempre que tienen miedo a perder lo que tienen. Y lo mataron: a él, que sólo quería luchar por los pobres de su tierra.

Desde entonces acudí a su tumba en varias oportunidades y me hice amiga de algunos pobladores y autoridades, gente buena que cuidó la tumba de Javier con amor y dedicación. El cementerio “Los Pioneros” era un hermoso lugar donde paseaba y charlaba con Javier. El día de hoy su abandono es impresionante. Un lugar que debería ser la memoria colectiva del pueblo y sus precursores es un lugar abandonado, con maleza que no permite ver más allá de unos metros. La hermosa puerta de hierro fue clausurada y se abrió otra en una esquina, en lo que antes era el final del cementerio. Se ingresaba por allí y se lograba llegar casi sólo hasta la tumba de Javier. Lo demás estaba abandonado y hasta las tumbas habían sido destrozadas, no sé si por robos o por los traslados al nuevo cementerio.

Pero este 29 de abril la tumba de Javier estaba limpia y cuidada como siempre. Un cartel pegado decía: “Gracias hermanitas por venir a visitarme. Javier”. Ni el amigo que nos esperaba sabía que habíamos iniciado el viaje de regreso de Javier a Lima.

He dormido todo/ un año/ o tal vez he muerto/ sólo un tiempo/ no lo sé./ Pero sé que un año/ he estado ausente,/ sé que un año he descansado,/ sé que en ese tiempo/ las moras y las frutas/ secaban sus raíces/ triturándolas/ de sabor y regocijo/. Yo descansé/ en la tierra/ y felizmente/ mi corazón no se secó con la humedad/ del llanto,/ no sollozó,/ no reclamó tristezas pasadas/.

He vuelto ya./ Mamá, papá,/ he vuelto. Hermanos,/ aquí estoy/ como antes,/ cantando en las noches del invierno/ con mi seco corazón de pan y piedra/. Gustavo, tú has crecido/. ¿Y ya no cuentas/ con los dedos/ y ya no lees/ letra a letra/ y ya no sueñas/ con los tigres y elefantes?/ Es cierto, padres,/ hermanos, aquí estoy./

He estado un largo año/ tendido en la hierba del olvido/ cubierto por las hojas/ del ­amor y del otoño/. Ya he descansado un poco,/ lo confieso,/ yo partí/ sin despedirme,/ pero es que en mi corazón/ no cabían ya más flores/ en mi corazón no entraba ya/ el duro secreto de la vida/…

Y seguía caminando,/ pensando en el pan/ caliente de la casa,/ saboreando el arroz/ preparado por mi madre,/ sintiendo a mi cama con sus sábanas felices…/

Pues sí, trajimos a Javier de vuelta a Lima, a descansar junto a mi padre y cumpliendo un deseo vivo de mi madre. Ella misma firmó el poder que nos daba para iniciar las gestiones del traslado. Y lo hicimos con mucho amor.

Pedimos al Equipo Peruano de Antropología Forense para atenderlo como Javier se lo merecía. Yo deseo expresar la sensación que sentí cuando sus huesos aparecieron increíblemente ante nuestros ojos. Era como si Javier nos estuviese diciendo: “los he estado esperando 45 años”.

José Pablo y Franco han limpiado y recogido cuidadosamente el cúbito, el radio, el fémur, su mandíbula, sus dientes, vimos la muela del juicio apareciéndole, como justamente suele hacerlo, entre los 20 y 21 años (los que él tenía), su húmero, su tibia y peroné, su hermosa cabeza, su pelvis… Fue un regalo de hermano. Y el dolor de tantos años se transformó en ese consuelo que buscan todos los que pierden a un ser amado al que no pueden dar sepultura.

Hemos traído en ­avión a Javier, lo hemos tenido ­una noche con nosotros y lo hemos despedido los hermanos cantando Porque mi patria es hermosa,/ como una espada en el aire,/ y más grande ahora y/ más hermosa todavía,/ yo hablo y la defiendo con mi vida…
Y lo hemos sepultado junto a nuestro padre, según expreso deseo de esa mujer maravillosa que le dio vida y que ha vivido esperando este momento.

Por primera vez, al decolar el avión de Puerto Maldonado, no se me quebró la garganta por el llanto como cada vez que partía dejándolo solo en esas tierras. Ahora podremos visitarlo siempre y llevarle flores a su tumba. Si bien ­eso no lo devolverá con vida, sí nos dará consuelo y nos ­ayudará a ser mejores que antes, como él hubiese querido.

* Tomado de La Primera.

viernes, 9 de mayo de 2008

Represión en San Marcos

Estudiantes rechazaron mutilación del campus universitario. Cerca de un millar de alumnos intentaron marchar al Congreso y fueron violentamente impedidos por la policía, que incluso ingresó a la universidad y dejó un saldo de 17 heridos y 24 detenidos que se encuentran en Seguridad del Estado.
Se agudiza el problema. Ayer los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos tuvieron quizá el día más intenso en su campaña de defensa de los terrenos de esa casa de estudios. Alrededor de un millar de universitarios fueron duramente reprimidos por efectivos de la Policía Nacional, quienes además de hacer uso de bombas lacrimógenas los golpearon incluso en el interior de su alma máter.

¿El objetivo? Impedirles que marchen al Congreso de la República, donde iban a solicitar que se "reformulen" las obras del by pass en el cruce de las avenidas Venezuela y Universitaria. En esta construcción se usarán 28 mil metros cuadrados del campus universitario.

El enfrentamiento, el más intenso en los últimos 8 años en San Marcos, dejó un saldo de 24 estudiantes detenidos, 17 heridos y una decena de policías contusos.

Según manifestaron los mismos estudiantes, el enfrentamiento comenzó después de que la policía les impidiera realizar su marcha hacia el Congreso. Esta no contaba con el permiso de la Prefectura de Lima.

"Todo empezó cuando ellos lanzaron bombas lacrimógenas y piedras. Hicieron un cerco y no nos dejaron marchar", contó Andrea Torres, estudiante de Ciencias Sociales, quien además fue agredida por la propia policía en el interior de la ciudad universitaria.

"QUE NO SE VULNERE"

Otro de los estudiantes señaló: "Nuestra intención era hacer conocer a la sociedad, mediante una marcha pacífica, que estamos de acuerdo con el by pass siempre y cuando no se vulnere el campus universitario", dijo Marco Trigoso Suárez, de 27 años, miembro del Tercio Estudiantil de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.

El intercambio de piedras y gases lacrimógenos se inició al promediar las 11.30 am y duró aproximadamente una hora y media. Este se produjo en la puerta 3 de la referida casa de estudios y causó daños en negocios y viviendas.

Incluso uno de los vehículos que se hallaban en el lugar del enfrentamiento quedó totalmente destrozado. Un grupo de estudiantes quemó un "rochabús". Durante el intercambio de proyectiles se observó a estudiantes con capuchas y hondas. Según declaraciones de los mismos sanmarquinos, hubo personas que se infiltraron con la finalidad de causar destrozos y pánico.

Lo cierto es que alrededor de 80 efectivos del orden ingresaron a la universidad –que tiene parte del cerco perimétrico demolido– y procedieron a detener estudiantes. La medida causó la inmediata reacción de alumnos como Rocío Robles, que denunció que se había "violado la autonomía universitaria". "Esto es ilegal", decían los estudiantes enardecidos por la represión.

También exigieron que se manifieste el ministro del Interior, Luis Alva Castro, y explique quién autorizó a los efectivos su ingreso a las instalaciones de San Marcos.

De otro lado, John Prado, abogado de un grupo de alumnos de la Facultad de Derecho, precisó que a los detenidos se les imputa el delito contra la tranquilidad pública, en la modalidad de disturbios.

El letrado solicitó un reconocimiento médico para los estudiantes luego de que fueron reprimidos con violencia.

"INGRESO ILEGAL"


El ingreso de la policía a la universidad causó daños en su infraestructura. Se notaban vidrios destrozados en las facultades de Ingeniería Indutrial, Biología, Ciencias Contables y Derecho.

Efectivos de la policía, incluso, lanzaron bombas en el interior del comedor y detuvieron a estudiantes y hasta a trabajadores sanmarquinos. "Ellos no tienen nada que ver. Son inocentes", gritaban.

Los universitarios heridos fueron trasladados a la misma clínica universitaria y los policías contusos al hospital de la PNP.

Dos de los estudiantes, heridos de gravedad, fueron trasladados al Hospital Daniel Alcides Carrión. Ambos tenían traumatismo encefalocraneano. El resto presentaba fracturas y contusiones. Uno de los estudiantes, incluso, fue impactado por una bomba lacrimógena en la mandíbula.

LA RESOLUCIÓN

Recordemos que el pasado 5 de mayo la universidad emitió una resolución rectoral en donde se resuelve la "paralización inmediata de las obras del campus universitario hasta hacer efectiva la reformulación de la obra".

Asimismo, la anulación del anillo vial y la pista adyacente de la avenida Germán Amézaga. También la reducción de los carriles de la Venezuela, el mantenimiento actual del cerco perimétrico y de los cuatro carriles de la Universitaria, priorizando la sesión de terreno para la construcción de veredas y paraderos.

Hasta el cierre de la presente edición, el rector Luis Izquierdo no se manifestaba al respecto y los estudiantes detenidos fueron trasladados a Seguridad del Estado.

LO QUE DIJO LA POLICÍA

Por su parte, el general PNP Javier Uribe, jefe de la Sétima Dirección Territorial de la Policía, señaló que entre los policías heridos están el jefe de la División Territorial Nº 2, Coronel PNP Víctor Ordinola, quien recibió una pedrada en la parte posterior de la oreja.

Dijo que el enfrentamiento ocurrió porque los alumnos insistieron en la violencia. "Nos hemos visto obligados a hacer uso de los gases. En realidad, nosotros hemos tenido un requerimiento, hace más o menos 20 días, del rector, con relación a la participación de la PNP justamente para proteger a estudiantes que no están en este grupo de disturbios", dijo.

¿USO RACIONAL?

"Hemos hecho uso racional y progresivo de la fuerza, conforme prevé la ley y los reglamentos. Primero hemos usado agua y luego gases. Lo que sí no puedo negar es que hayamos ingresado hasta los jardines del entorno de la universidad, pero tenemos los documentos que nos cursó el rector (el 29 de abril) para darles las garantías a los estudiantes, profesores y a todos los ciudadanos que ingresen a la ciudad universitaria", indicó Uribe.

También sostuvo que desde el 2 de mayo ya tenían reportes sobre la posibilidad de una toma de la San Marcos para el 5 mayo.

BURGA: ‘‘SE VIOLÓ AUTONOMÍA UNIVERSITARIA"

El ex rector de San Marcos Manuel Burga Díaz condenó el ingreso de las fuerzas policiales al recinto universitario y recomendó a las actuales autoridades de esa casa de estudios exigir la más profunda investigación y drásticas sanciones para los responsables de "tamaña violación de la autonomía universitaria".

Según el historiador, sólo es posible el ingreso de la fuerza pública a un campus universitario cuando hay un mandato judicial, un pedido del rector o cuando hay delito flagrante al interior, y "ninguna de estas condiciones se dio en la universidad, por lo que se trata de una violación".

En cuanto a la razón de las protestas universitarias, Burga dijo que los reclamos son justos, por cuanto se quiere despojar a la universidad de casi 3 hectáreas. "Los alumnos reclaman que se modifique el proyecto porque entienden que el convenio firmado con la Municipalidad de Lima es perjudicial para la universidad".

Manuel Burga dijo creer que hay tiempo para modificar el convenio que dio origen al proyecto que ejecuta la municipalidad sobre 2.8 hectáreas del terreno de San Marcos. "Desde todo punto de vista el convenio es perjudicial porque no se ha compensado a San Marcos. Además, las áreas tomadas fueron consideradas como terrenos eriazos, cuando el precio comercial hubiera permitido recaudar US$ 2.5 millones".

Finalmente dijo que ante el acuerdo de todos los estamentos universitarios para modificar el convenio, la municipalidad debería reconsiderar su postura y evaluar esta propuesta.

* Tomado del Diario La República.

jueves, 8 de mayo de 2008

Poder Judicial ordena liberación de Melissa Patiño

Joven poeta es excarcelada del Penal de Màxima Seguridad de Chorrillos

Al decretar su excarcelación, la titular del Primer Juzgado Penal Supraprovincial de Lima estableció un pago de mil soles y determinadas normas de conducta que la joven deberá cumplir.

El Poder Judicial ordenó la liberación inmediata de Melissa Patiño, la joven estudiante que fue recluida en el penal de Chorrillos, tras haber sido detenida en febrero por su supuesta colaboración con el terrorismo.

Según Silvia Romero, abogada de la acusada, el Primer Juzgado Penal Supraprovincial de Lima accedió al pedido de variación del mandato de detención por comparecencia debido a que en el transcurso del proceso se ha desvanecido la probabilidad de que Patiño Hinostroza evada la acción de la justicia o pueda perturbar la actividad probatoria.

Se supo, además, que la titular de este juzgado, Jéssica León Yaragno, estableció un pago de mil soles y determinadas normas de conducta que la joven deberá cumplir. En las próximas horas, la resolución será tramitada ante las autoridades del INPE, de acuerdo a información del programa No hay derecho, de Ideeleradio.

Por otro lado, Romero Borda ratificó que la denuncia contra Patiño era inconsistente, pues los actos que se le atribuyen no configuran el delito penal por el que se le acusa, ya que la estudiante solo asistió al Congreso que la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) organizó en Quito.

"En ningún momento mi patrocinada participó, organizó, preparó, condujo o adiestró acciones terroristas, actividades tipificadas en este delito", manifestó la abogada.

Como se recuerda, la joven fue detenida en Tumbes luego de regresar del foro de la CCB.

miércoles, 7 de mayo de 2008

¿Para qué tiene voz los poetas?

Melissa Patiño y sus estado de derecho

Luis Fernando Chueca

¿Causa indignación el espectáculo de una poeta presa? Deberíamos decir, en realidad, que es indignante -debería serlo- que cualquier ser humano inocente lo esté, contradiciendo así los más elementales principios de justicia de una sociedad que quisiera, por fin, saberse democrática. Pues bien, por estos días nos toca asistir a la triste confluencia de ambas circunstancias: Melissa Patiño, joven, poeta, inocente, está detenida desde el 29 de febrero. Y, desde mediados de marzo, sometida a un sistema de reclusión de máxima seguridad en el Penal de Santa Mónica.

Melissa viajó a Ecuador para asistir al Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana. Inicialmente ella no iba a ir, pero como el director del programa de radio donde trabaja -que había sido invitado en su calidad de periodista- no podía participar, le ofreció la posibilidad de cubrir su plaza en este evento, público y autorizado, que se celebró en la Casa de la Cultura de Quito. La poeta, inquieta y curiosa promotora del colectivo cultural Círculo del Sur, lió maletas y partió rumbo a lo que suponía una experiencia enriquecedora humana y culturalmente. En Quito buscó escritores, visitó librerías, entabló amistades. También participó de algunas conferencias del congreso bolivariano y de una marcha. A su vuelta, al cruzar la frontera hacia Aguas Verdes, fue detenida junto a otros seis ciudadanos supuestamente sospechosos de los mismos cargos que ahora se le imputan.

¿Cuáles? Terrorismo, conspiración, planificación de acciones ilegales contra las próximas cumbres internacionales. Así comentaron algunas autoridades que procuraban hacer alarde de su rápida "eficiencia". El reciente auto de apertura del proceso lo confirma. La acusación: terrorismo (esa palabra que debiera usarse con cuidado pero que suena casi a comodín cuando se pretende denigrar, embarrar o liquidar). La evidencia: haber participado del evento en cuestión. Total, dicen, en la organización de la CCB participan las FARC y el MRTA. Eso, aseguran, la incrimina. Y el delirio fiscal llega a mencionar, como pruebas -las únicas-, que Melissa vio unas pintas que decían "Alan genocida" y visionó, como tantos otros allí, un video que llevaba los saludos del dirigente de las FARC Raúl Reyes. También se apunta que en la marcha mencionada cargó brevemente una banderola.

Melissa ha declarado que no es chavista, ni milita en ningún partido de izquierda ni pertenece a alguna de las casas ALBA. Tampoco siente admiración por las FARC ni el MRTA. ¿Qué hacía ahí, entonces?, preguntarán los suspicaces. Y se podría responder que curiosidad e ingenuidad la llevaron hasta Ecuador. Pero también habría que recordar que, incluso si ella fuera "bolivariana", o si hubiera expresado alguna simpatía por las FARC o el MRTA, eso no la haría culpable de nada ante la ley. En nuestro país no existe el delito de opinión y, si se piensa que hay razones para investigar, no pueden abandonarse la elemental presunción de inocencia, los mecanismos legales y el pleno respeto de todos los derechos.

Sin embargo el panorama, que debiera ser transparente, se enturbia al recordar que hace menos de diez días se denunció, también por terrorismo, a los dirigentes comunales, abogados y ambientalistas que promovieron la consulta vecinal en Ayabaca sobre la minera Majaz, o que ha habido muertos civiles -todo indica que por disparos policiales- en protestas recientes. Si a esto añadimos el allanamiento de locales en la calle Quilca y aledaños, en el Centro de Lima, recintos frecuentes de músicos, poetas y pintores, precisamente a poco de haberse realizado el primer plantón por la libertad de Melissa Patiño, y sumamos la cancelación de los talleres literarios conducidos por Rocío Silva Santisteban en Santa Mónica, luego de que ella escribiera un artículo sobre esta detención, todo resulta más ensombrecido.

¿Amedrentamiento? ¿Intento disciplinario? ¿Criminalización de la disidencia y la protesta? ¿O quizás es el anuncio de que el destino escogido para el famosísimo "perro del hortelano" son las rejas dispuestas por el tal señor hortelano? Total, esas voces y ladridos desarreglan la melodiosa música que producen las tan boyantes cifras macroeconómicas.

Como ha escrito el poeta Óscar Limache, el triste espectáculo de Melissa Patiño en Santa Mónica nos recuerda, a los setenta años de la muerte de César Vallejo, que en el Perú se sigue deteniendo injustamente a los poetas; pero también -y más- a tantos otros inocentes. Los gestos de solidaridad por Melissa que, en estas últimas semanas, se han incrementado (en la prensa, en blogs, en eventos, declaraciones y manifestaciones públicas) son alentadores frente al posible desánimo de muchos. Pero hacen falta más, aún, para que nuestra joven poeta esté pronto de vuelta. Hace falta, así mismo, que veamos a los otros inocentes también de regreso con los suyos y, sin duda, que estemos atentos a la urgencia de vivir en democracia que es también, no lo olvidemos, justicia y libertad. Cito otra vez al poeta Limache: "Si no es para solidarizarnos con el dolor humano, no entiendo para qué más podemos tener voz los poetas".

* Tomado del Diario El Comercio. La foto es del Encuentro de Editores y Escritores Sanmarquinos, 2007

Marcos Yauri presenta su nueva novela

Y su nuevo libro de ensayos

El escritor ancashino Marcos Yauri Montero anunció la presentación de su próxima novela “Tiempo de amar. Tiempo de Morir”, y de su lanzamiento de su libro de ensayos ”Laberintos de la Memoria”. La cita está pactada para este viernes 9 de mayo a las 11:30 a.m. en el salón de Grados "Antenor Orrego" de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Federico Villarreal, en Lima, donde los comentarios estarán a cargo de Dorian Espezúa Salmón, Jorge Terán Morveli y Edith Pérez Orozco.
Marcos Yauri Montero, es Premio Nacional de Novela (1969) y Premio Nacional de Poesía (1977). En su escritura la calidez de quien conoce los rincones del ambiente que describe y es capaz de sentir las emociones de sus personajes, le han otorgado a sus libros una fuerza que atrapa a los lectores

Rodando cine llega a Cascajal y Lupahuari

Proyecto de cine alternativo gratuito ya está en Áncash

Hoy martes el centro poblado de Cascajal y en los días siguientes el de Lupahuari, la apacible vida de los pobladores será alterada en tanto se perciba la presencia de Alex Sly e Ine Kracht, fotógrafos y cineastas argentinos que impulsan el proyecto “Rodando cine”, el mismo que tiene carácter de itinerante en Latinoamérica y permite que la gente de los pueblos olvidados que no cuentan con cine pueda visionar films argentinos de manera gratuita.
“Generamos una modalidad de intercambio cultural alternativo, contactamos con directores y productores de películas que nos ceden sus derechos de exhibición para el trabajo sin fines de lucro que realizamos. En el camino nos interesa también entrar en contacto con municipios y entes que puedan apoyar nuestro proyecto que seguirá rodando por los países latinoamericanos por largo tiempo”, manifiesta Sly.
Según el coordinador de este evento sin precedentes en Cascajal y Lupahuari, José Reyes Carranza, los films que serán exhibidos serán “Cantata de las cosas solas”, un film de Willi Benhnisch (2003) y “Allá lejos y hace tiempo”, de Manuel Antón (1978).
“En los últimos meses, Rodando cine ha estado exhibiendo películas en diversos pueblitos olvidados de Lima, Pisco, Ica, Cusco, Pucará y en El Alto, Patacamaya y las pampas bolivianas. Ahora está en nuestra jurisdicción y hemos creído conveniente que su traslado a Cascajal y Lupahuari constituya toda una fiesta para un lugar olvidado en cuanto a actividades culturales”, señaló Reyes.
El miércoles pasado, Sly y Kracht dieron una charla en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica y ahora están entre nosotros para hablar de cine y para difundirlo a donde nunca antes ha llegado.

Quispe: el lado poético de la marginalidad

Luego de 8 años viviendo a la intemperie y estudios universitarios de Lengua y Literatura, César Quispe habla de su principal pasión.

En “El vuelo de la mosca” hay una marcada presencia temática del abandono y la pobreza, ¿qué tanto te puede haber marcado el vivir en las calles?
Mi poesía es social en ese libro porque eso lo he absorbido de la vida misma. Ha sido la forma de desatar mis vivencias del tiempo que viví a la intemperie, absolutamente desprotegido. Durante 8 años compartí los corralones de Bolognesi con pirañas, homosexuales, prostitutas y parias; con ellos hubo una amistad. Frecuentaba los bares y night clubs de la época: el Blue Star, el Copacabana; vendía cigarros, objetos para los vaporinos; tuve que hacer de todo para poder sobrevivir. Eso, sin duda, me acercó a la poesía.
Sin embargo, los poemas de tu libro no vuelcan totalmente la vida extrema que llevaste, sólo se percibe un atisbo de eso, como que aún no te has soltado completamente…El lado marginal de la vida que he llevado aún no lo he mostrado, es mi compromiso hacerlo en un futuro cercano. Mis poemas han dejado ver un Chimbote caótico, no desarrollado. Es una mirada pesimista, pero eso es lo que siento.
Un tanto o demasiado vallejianos quizá…
Vallejo es indispensable para todos los peruanos, sobre todo para los que escribimos. Si he leído a Vallejo seguramente algo debe haber quedad en el subconsciente.
¿Qué estás escribiendo ahora?
Un libro de poemas eróticos que aún está intitulado. Son 20 poemas con las que ingreso a un terreno peligroso. Uno de estos trabajos fue publicado en Colombia.
¡Cómo observar la escena cultural de la ciudad?
Creo que hay que destacar que el periodismo cultural está creciendo y encontrando nuevos espacios en los medios, lo que hasta hace unos años era impensable, y eso es muy positivo.
EL DATO
Quispe Ramírez, nacido en Chimbote en 1977, es también profesor de Lengua y Literatura en la Institución Educativa “Trilce”, de Nuevo Chimbote. A inicios de la década, el autor fundó con un grupo de estudiantes de la UNS, la revista “Tinta libre” que entregó media docena de números a la escena cultural de la ciudad y acusó varios intentos de resurrección hasta ahora fallidos.

sábado, 3 de mayo de 2008

Javier Heraud desenterrado

César Hildebrant

Javier Heraud había nacido seis años antes que yo, así que cuando se murió de treinta balazos disparados por la Guardia Civil yo tenía quince años, estaba en el colegio militar Leoncio Prado y apenas me enteré del ­asunto.

Dos años después, sin embargo, liberado de la ceguera que imponía el colegio, leí a Heraud, quise a Heraud y juré que jamás lo olvidaría.

Más tarde, en “Caretas”, cuando entrevisté a su familia para una nota, percibí que a ellos –sus padres, su hermana– lo que había hecho Heraud les parecía romántico y suicida pero no heroico.

Heraud era mellizo generacional de César Calvo, con quien compartió el premio “El poeta joven del Perú”. Pero mientras a César lo habían secuestrado las palabras y las mujeres –en ese orden–, a Javier lo raptaron las ideas.

Había estudiado en el “Markham”, donde siempre fue uno de los primeros, y había ingresado a la Católica con el primer puesto en Letras. Era buenmozo sin remordimientos, talentoso hasta la precocidad, tierno y buenazo hasta la pared de enfrente.

Con “El viaje” había ganado un premio –en esa época los premios no se daban al toma que te doy– y con “El río”, en 1960, había sorprendido a la crítica. Su poesía tenía mucho de agua limpia que discurre y ­alimenta y a mí lo primero que me impactó fue la limpia de retórica que Heraud había hecho con sus textos. Heraud no quería escribir para impresionar y por eso impresionaba, no aspiraba a ser citado y por eso llamó tanto la atención y no quiso hacer poesía social al uso en los cincuenta y por eso sus poemas tenían la serenidad geográfica de un mundo que él no parecía crear sino descubrir al mismo tiempo que sus lectores. Y por todo eso era casi imposible ­aceptar que el autor de “El río” tenía apenas 18 años. Sólo la poesía francesa había producido precipitaciones tan magníficas.

Todo en Javier fue vértigo impaciente. Fue profesor de inglés y lenguaje a los 17 ­años, apenas salido del colegio, y teacher en el Guadalupe a los 18. Y habiendo ingresado a la Católica se matricula también en San Marcos, donde empezaría sin ganas ­una carrera que sólo podía hacerlo infeliz: la abogacía.

La revolución cubana tronaba en sus oídos, los movimientos anticoloniales cantaban himnos y ganaban guerras, a Jacobo Arbenz lo había depuesto la CIA hacía seis ­años, Juan Bosch estaba a punto de gobernar República Domicana –la CIA lo sacaría del poder siete meses después y luego Lyndon Johnson enviaría 50,000 hombres para respaldar al mequetrefe de Balaguer–, a Jesús Galíndez no le encontraban el cadáver, a Patricio Lumumba ya lo habían empezado a matar entre belgas y norteamericanos, y por todas partes los jóvenes peleaban para que el mundo fuese más de Gramsci que de Mussolini, más de los justos que de los esbirros.

Así que Heraud se fue a la Unión Soviética, invitado; a París, por gracia de unos amigos próximos al socialprogresismo peruano –al que Heraud se había adscrito–; y a Cuba, invitado por el régimen que en ese momento parecía encarnar todas las virtudes y carecer de todos los defectos.

De regreso, Javier no pudo ser el mismo. ¿Le mortificaba la conciencia haber sido un niño de clase media al que nada le faltó? ¿Lo envenenaba esa culpa gratuita que persiguió a Vallejo, cuya tumba parisina había visitado? ¿Lo convencieron los argumentos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, una escisión temprana del Apra decidida a imponer por la fuerza un modelo de sociedad más próximo a los valores de la civilización? ¿Fue engatusado –como dicen los mezquinos y los parásitos de las becas– por astutos camaradas que lo llevaron al suicidio?

Lo que se sabe es que el 15 de mayo de 1963 Javier Heraud está huyendo de un destacamento policial que ha dado con su paradero de guerrillero perdido en medio de la selva. Heraud y Alain Elías, que sobreviviría milagrosamente, van corriente abajo por el río Madre de Dios cuando los policías los avistan. Los primeros testigos –los que valen– dijeron que, viéndose perdidos, uno de ellos mostró y agitó algo blanco en señal de rendición. Pero ya en 1963 era difícil rendirse en el Perú. Los policías dispararon sus FAL calibre 7.62. Al cadáver de Heraud le contaron, para el protocolo de la morgue, 29 impactos. “El río” se había ensangrentado para siempre. El poeta caudaloso y el guerrillero estupefacto desaparecieron. Y la consigna de la Caverna peruana –o sea la derecha analfa que lee sus periódicos y sigue siendo analfa– ha sido silenciar a Heraud, prohibir su entrada a los parnasos a los que él jamás hubiese querido entrar.

Ayer, en una silenciosa ceremonia de tono familiar, lo que quedaba de Heraud fue trasladado del cementerio “Los Pioneros”, en Puerto Maldonado, a los Jardines de la Paz, en Lima. Allí están sitos sus huesos, junto a los de su padre y 45 años después de la tragedia.

Si Javier hubiese tenido las prerrogativas de Cristo y hubiese resucitado ayer, en plena ceremonia, podría haber repetido las palabras de otro gran poeta odiado por la Caverna española –o sea la casa matriz de los de ­aquí–: Gabriel Celaya:

“Pensadlo: ser poeta no es decirse a sí mismo.

Es asumir la pena de todo lo existente,

es hablar por los otros, es cargar con el peso

mortal de lo no dicho, contar años por siglos,

ser cualquiera o ser nadie, ser la voz ambulante

que recorre los limbos procurando poblarlos”.

*Tomado del Diario La Primera.

Un largo viaje por el río de la poesía

Restos del inmortal Javier Heraud regresan a Lima provenientes de Madre de Dios

Tumba estuvo cuatro décadas en cementerio de Puerto Maldonado
Hermanos del poeta y equipo de forenses hicieron posible traslado


José Igreda

Termina una dilatada espera. Los restos del poeta Javier Heraud fueron sepultados la mañana de ayer en un cementerio capitalino, en una discreta ceremonia privada, en la que se leyeron sus poemas y se recordaron pasajes de su vida, que se extinguió bajo las balas de las fuerzas del orden hace 45 años.

“Quisiera descansar todo un año y volver mis ojos al mar / y contemplar el río crecer y crecer como un cauce / como una enorme herida abierta en mi pecho”, fue uno de los versos del poema “El viaje” (1961), que leyó emocionada su hermana Cecilia durante el sepelio. Ella es autora del libro biográfico Vida y muerte de Javier Heraud.

Los restos del vate, que se unió a las guerrillas y murió el 15 de mayo de 1963 a los 21 años en un enfrentamiento con la Policía, en un paraje de Puerto Maldonado, fueron trasladados en las últimas horas a Lima desde esa ciudad de la Selva peruana.
Antes de recibir sepultura, sus familiares leyeron varios fragmentos de los poemas de El viaje y El río, libro con el que Heraud obtuvo el premio Poeta Joven del Perú (1960), entre otros. “Se ha cumplido el deseo de mi madre, porque ella quería que los restos de Javier estén al lado de mi padre Jorge”, recalcó la hermana de Javier, con emotivas palabras durante el sepelio.

Los restos de Heraud fueron previamente incinerados en el cementerio los Jardines de la Paz y sepultados en el sector de Los Algarrobos, donde recibió el adiós de sus familiares, en dicha ceremonia.“Yo no me río de la muerte / Sucede simplemente / que no tengo miedo de morir entre pájaros / y árboles”, fue otro de los versos más conocidos de Heraud leídos esa mañana.

Razones
La madre del poeta, Victoria Pérez, de 96 años de edad, no pudo acompañar el cortejo fúnebre debido a su avanzada edad, refirió Cecilia. Los demás hermanos del poeta peruano –Jorge, Victoria, Marcela y Gustavo– también hicieron uso de la palabra en esta ceremonia evocando la memoria de Heraud. “Por 45 años, mi hermano ha estado rodeado de árboles, flores y pájaros”, dijo Gustavo, parafraseando los versos de su hermano.

Explicó asimismo que los restos del vate regresan a Lima, desde Puerto Maldonado, debido al deseo expreso de su madre. Cecilia agradeció al Equipo Peruano de Antropología Forense porque apoyó a la familia para hacer posible el traslado de los restos de Heraud.

Vida y obra
Javier Heraud Pérez nació en Lima en 1942. Perteneció a una familia originaria de Miraflores. Siempre tuvo una sensibilidad dispuesta a la poesía. En 1958 ingresó, en el primer puesto, a la Facultad de Letras de la PUCP.

Ese mismo año, ocupó la plaza de profesor en el Instituto Industrial Nº 24. Es, quizá, el profesor más joven en el Perú. Se trasladó a San Marcos para estudiar Derecho. En 1960, publicó El río. Compartió el premio Poeta Joven del Perú con César Calvo. Al año siguiente, escribió El viaje. Tras visitar Rusia, China y Francia, Heraud recibió una beca para estudiar cine en Cuba. En 1963, retornó al Perú de manera clandestina, como parte de la guerrilla. Muere en Puerto Maldonado tras una intervención de las fuerzas del orden.

* Tomado del Diario Oficial El Peruano.

jueves, 1 de mayo de 2008

Una fiesta inolvidable

César Lévano

Participé ayer en una verdadera fiesta de la inteligencia, la cultura y el periodismo. Porque eso fue el Foro Influencia del Poder Mediático en la Sociedad Actual, que se realizó en el Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en que descollaron expositores como César Hildebrandt, Alberto Adrianzén, Hétor Béjar, Juan Gargurevich y Gorki Tapia.

El público repletó los espacios dedicados al evento. Y aplaudió a rabiar. Lo que me sorprendió es que hubiera numerosos jóvenes; pero pocos periodistas y estudiantes de periodismo. Eso tiene explicación: uno de los males de la profesión en el Perú es el miedo a la verdad y el deseo de no pensar, ni permitir que alguien impulse a pensar. ¡Qué se han creído!

Hildebrandt acertó cuando dijo que las empresas han logrado que los periodistas se consideren empleados, que están obligados a cumplir las órdenes del patrón.

En la mañana, al iniciar el Foro hice una breve presentación en la cual traduje unos “mandamientos” acuñados por el periodista alemán Michael Abend en un seminario que en Hamburgo reunió a científicos y profesionales del periodismo. El señalado pentálogo de ética periodística dice:

“1. No debes mentir.

“2. No debes callar ni exagerar.

“3. No debes aburrir.

“4. No debes adular ni arrodillarte.

“5. No debes ser acomodaticio.”

Agregué: “Propongo un sexto punto: No seas soplón.”

Porque ahora la degradación de ciertos personajes mediáticos ha llegado al ejercicio de la soplonería hasta el punto en que han creado una nueva categoría comunicacional: el soplete (o la) soplete de prensa. En mis tiempos, los soplones eran semianalfabetos.

Hace un siglo, en uno de esos textos desconocidos de González Prada rescatados por la investigadora francesa Isabelle Tauzin Castellanos, encontré una joya. Refiriéndose a un periodista consagrado en su tiempo, escribió don Manuel que aquel no preguntaba qué, sino cuánto.

Los soplones de la televisión y la radio están, por supuesto, mejor pagados que los sopletes de ayer.

Béjar y Hildebrandt plantearon algunas cuestiones de fondo respecto a los medios de comunicación y los comunicadores contemporá­neos. Al margen de los soplones bien rentados, Hildebrandt precisó que muchos periodistas peruanos se han convertido en víctimas de la presión del medio y en mentirosos profesionales.

En un país donde no hay sindicatos de periodistas, y no hay federación de periodistas, ni colegio de periodistas, la profesión es la de los peores sueldos, las peores condiciones de trabajo y los peores horarios.

Otra lacra que Hildebrandt denunció es la uniformidad de la ­ideología y la información (o desinformación). “El mismo menú para el mundo, el mismo menú para el Perú”, dijo. Eso es fruto de la concentración en la propiedad (20 grupos dominan la prensa mundial).