miércoles, 30 de enero de 2008

Todo el mundo habla de “La santa cede”


Volumen de narrativa erótica de Chimbote se presenta este viernes 8 de febrero en el auditorio de la UPSP en medio de gran expectativa

A continuación, breves declaraciones de importantes autores peruanos respecto al inminente lanzamiento del libro de relatos eróticos de Chimbote “La santa cede"

Oswaldo Reynoso:
Con la publicación del libro La santa cede (Río Santa Editores, 2008), Chimbote reafirma su importante presencia en la cultura peruana. “La santa cede”, el importante libro de cuentos y relatos eróticos de Chimbote, que llega a nuestras manos gracias al empeño de Jaime Guzmán Aranda, poeta, escritor, editor y promotor cultural y a Augusto Rubio Acosta, poeta, narrador y periodista, confirma, pues la importancia que ha adquirido este puerto en la cultura viva del Perú.
Los responsables de esta edición han tenido el acierto de colocar como prólogo un texto tomado de la novela “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, de José María Arguedas, en el que se narra un enfrentamiento de maleantes en un conocido burdel de Chimbote.
Los autores de los relatos, empleando diversas técnicas narrativas, nos presentan un gran mural de la vida erótica de este puerto. Las historias son picantes sin llegar a la vulgar pornografía; por aquí transitan personajes de todo tipo: potentados, maleros, pícaros, ingenuos, hipócritas, etc., en humorísticos o serios enredos sexuales y también en conflictos sentimentales. Además, hay crítica social directa y bien manejada. Este tipo de libros sirven para que los lectores rompan las trabas de una moral monjeril y encuentren el camino del goce pleno de la vida, sin exámenes de conciencia, dolor de corazón ni mucho menos arrepentimiento.
El conjunto se cierra con la presentación de Hilda, la puta emblemática de ese Chimbote de desborde sexual. Como bien señala Jaime Guzmán, Hilda era tan hermosa y tan fina de trato que ha quedado grabada en el corazón de cuantos compartieron su lecho de placer. Hilda no solo era una gran dama, era además una gran puta. “Gran” como el más alto calificativo de excelencia.

Doris Moromisato:
Encuentros furtivos, sexo, desconcierto, amor, el puterío y el pecado como lifestyle, ¿de dónde sale la literatura sino de esas tumefactas e inmorales infecciones humanas?, ¿de dónde surge la palabra trasgresora sino de espacios comprimidos por códigos morales que ya no buscan moldear sino vigilar a sus habitantes? Narrar libera, y aunque no promete la felicidad, la hace menos inalcanzable. Por eso, La Santa Cede es una antología del gesto trasgresor que busca sacudir a quienes creían que ya todo estaba consumado. Sus textos nos muestran que falta mucho por quebrar, y por pecar. De las acostumbradas crónicas sobre Chimbote, signadas por las migraciones, marginalidades, hambre y violencia, pasamos a los relatos de la moralidad de una urbe atrapada en su propio lifestyle; una ciudad turbulenta cuyos narradores y narradoras, como zorros rapaces de arriba y de abajo, otean sus calles y sus cuerpos que le dan vida.

Beto Ortiz:
Rezuman un olor ácido, anhelado, penetrante. Están tan repletos de caricias como de forcejeos en la oscuridad. No dejan de ocasionar cierta burbuja en la boca del estómago, cierto vacío como el que precede a una preciosa tempestad. Son violentos, húmedos, viscosos, quizás hasta tiernos pero jamás dulces. Al contrario, son salados. Saladitos como todas las cosas buenas de esta vida. Me gusta pensar que en cada uno de los cuentos de la Santa Cede hay más de un chimbotano esperándome.
Usted debe saber que…
Este martes 5 de febrero a las 11 de la mañana se realizará la conferencia de prensa de “La santa cede” en las instalaciones del legendario Bar Chissita, ubicado en el jirón Espinar. Los organizadores invitan a la prensa en general a esta conferencia auspiciada por una conocida compañía cervecera. En la cita de obsequiarán diez ejemplares del libro a los primeros asistentes.

Todos están con Juan



Hoy sábado 2 de febrero es el homenaje póstumo de los poetas peruanos a Juan Ramírez Ruiz. Barranca se convierte en el epicentro cultural con “Este es el júbilo”

Hoy sábado, con motivo de celebrarse la XIV Semana Turística de la Provincia de Barranca, la Municipalidad Provincial de Barranca y los grupos literarios Anábasis y Otras Voces, llevarán a cabo el homenaje póstumo «Este es el júbilo», en memoria del poeta chiclayano Juan Ramírez Ruiz, evento que se realizará a partir de las 4:30 p.m. en la Plaza de Armas de la antes mencionada ciudad.
“Este es el júbilo” contará con la participación de más de 20 poetas de todo el país, un justo tributo a quien en vida fue –y seguirá siendo a pesar de su ausencia- una de las voces poéticas más radicales y representativas de la generación del 70.
Para esta tarde en Barranca han asegurado su presencia los poetas Eloy Jaúregui, Bernardo Rafael Álvarez, Fernando Obregón, Ricardo Ayllón, Harold Alva, Willy Gómez, John López, Luis Boceli, Jorge Luis Roncal, Teófilo Gutiérrez, Maria Rumaja, Gloria Ramos, Armando Alzamora, Alberto Gonzales, Andrés Torres, Mercedes Espinoza, Augusto Rubio Acosta, Ronal Marcelo, Sandra Muñoz, Paul Cañamero, entre otros. Asimismo, se proyectarán videos de lecturas de la poesía del vate peruano gracias a sus amigos y compañeros del grupo Hora Zero, colectivo que Juan Ramírez fundara en los años 70 y que diera un gran cambio a la poesía peruana y latinoamericana.
Los organizadores anunciaron también la proyección de videos musicales de la conocida banda peruana de rock, Dolores Delirio, y otros grupos locales que se unen para hacer de este evento una fusión artística inolvidable.
Usted debe saber que…
Durante el recital poético se realizará en paralelo una pequeña feria de libros de autores peruanos que tiene como finalidad juntar recursos económicos para los deudos del fenecido vate peruano. Todos somos Barranca.

sábado, 26 de enero de 2008

Porque narrar libera

En medio de gran expectativa, volumen de narrativa erótica de Chimbote se presenta este viernes 8 de febrero en la UPSP


Jaime Guzmán Aranda / Augusto Rubio Acosta

La compleja experiencia erótica, aún tratada escasamente por los escritores peruanos -con honrosas excepciones- ha permitido una ampliación y renovación expresivas de la narrativa tanto en el nivel constructivo como en la introducción de temáticas y espacios prácticamente inéditos. En los libros de los autores de la llamada generación del 50, lo erótico apareció como una etapa más de la degradación humana y sin la dimensión compleja y profunda que merecía.
El sexo, manifestado en un inicio como símbolo de poder en la novela indigenista, se tornó durante el apogeo de la narrativa urbana en escasamente tratado y visto únicamente desde una perspectiva heterosexual, marginalizando, haciendo escarnio y mofa de otras perspectivas.
En los primeros libros de Oswaldo Reynoso -sobretodo en Los inocentes (1961), el lector pudo acceder a través de recursos expresivos excepcionales a los diversos estratos de un erotismo crudo. Publicaciones posteriores de Adolph y Eielson centraron también su atención en el placer como tema de su producción narrativa. Recién con Canto de sirena (1977), de Gregorio Martínez, el erotismo alcanza la solvencia que tanto necesitaba nuestra literatura. En los últimos veinte años Mario Vargas Llosa presenta un díptico novelesco formidable donde explora plenamente los placeres: Elogio de la madrastra (1988) y Los cuadernos de Don Rigoberto (1997). Miguel Gutiérrez trató también el tema en La violencia del tiempo (1991) y Reynoso volvió a la carga con En busca de Aladino (1993), mientras Carmen Ollé introducía el homoerotismo en Las dos caras del deseo (1994).
En los últimos años –y en el plano nacional- han habido nuevas entregas que han revalorizado los viejos tabúes, se han explorado diversos discursos alrededor del cuerpo, la intimidad y el erotismo, buscando iluminar y comprender cabalmente sensibilidades presentes desde siempre en nuestros narradores. Con Hostal amor (2006), del escritor iquiteño Cayo Vásquez, el desenfado al tratar el tema prostibulario y erótico en medio del tráfago de nuestra selva se torna incisivo. De igual modo y en gran performance, Oswaldo Reynoso entregó El goce de la piel (2006) y Mario Vargas Llosa hizo lo propio con Travesuras de la niña mala (2006). Otra entrega que se interna en el tema prostibulario y erótico es Puta linda, de Fernando Ampuero, mientras que con Añañaw. Cuentos eróticos (2007), tres narradores ayacuchanos dan cuenta de los placeres bien vividos en la ciudad de las iglesias.
Si hablamos de Chimbote y nos referimos al tema, es necesario señalar que existen dos libros emblemáticos de nuestra urbe como son Banchero, de Guillermo Thorndike, y El zorro de arriba y el zorro de abajo, de José María Arguedas, en los cuales el tema prostibulario es una luz roja permanente; historias que viven en la memoria colectiva de nuestro pueblo, sobre todo de quienes fueron de alguna manera protagonistas de hechos insólitos -propios del realismo mágico- en el prostíbulo de Chimbote: su principal epicentro. Quizá por eso Mario Vargas Llosa no escatima elogios al referirse a la descripción que Arguedas hace de “la Blanca” y “la Rosada”, en su póstuma novela: “En ninguno de sus libros anteriores es tan apocalíptica la vida del sexo como en esta novela (…) la descripción del prostíbulo de Chimbote es su mejor episodio…” Otro de los libros de Chimbote cuyas páginas están dedicadas en gran medida al tema del prostíbulo es Lancha varada (2006), novela de Fernando Cueto.

No es nuestra intención hacer apología de estos escenarios marginales, pero consideramos que sería censurable si nos refiriéramos a estos espacios sólo en voz baja, por debajo de la mesa y tratando de quitarle la importancia histórica que ha desempeñado en la formación de conductas sociales que sin duda tuvieron en el burdel la pila donde muchos se bautizaron sexualmente. Creemos que con esta entrega el escritor chimbotano le está dando prestigio nacional a nuestro puerto siendo consecuente con lo mejor de sus años adolescentes; los narradores incluidos en el presente libro reivindican las casas de tolerancia y muestran los variopintos rostros del erotismo de manera transparente, haciendo que la pluma discurra por los submundos del puerto con la única intención de que el lector tenga en este conjunto de relatos un acercamiento feliz con la literatura y la vida.
El erotismo y la posibilidad de transmitirlo a través de la narrativa como tema o contenido de un relato o bien enfocando lo erótico como paradigma de la formalización de un texto (al igual que un coito, un texto literario posee niveles de tensión, distensión, clímax y consumación) están íntimamente ligados. Con La Santa cede, los escritores de Chimbote dan cuenta de sus demonios e intentan llenar el vacío existente en un tema que nos atañe a todos. El puñado de narradores aquí presentes expresa –con el nivel que cada uno de ellos ha alcanzado- su particular punto de vista del mundo que lo rodea, en una urbe caótica, nueva y popular, pero a la vez pujante en materia de escritura. Los responsables de la edición de este volumen no expresaremos palabra alguna sobre la presente muestra de narrativa erótica; el tiempo y los críticos acuciosos tendrán la palabra; sin embargo, no ocultamos nuestro deseo de que la cucufatería y los inquisidores de épocas superadas se constituyan en nuestros mejores lectores.

Usted debe saber que…
El libro en cuestión será presentado el viernes 8 de febrero en el auditorio de la UPSP por la destacada escritora y directiva de la Cámara Peruana del Libro, Doris Moromisato, y por el narrador Oswaldo Reynoso.

Manifiesto

Augusto Rubio Acosta

Le cambiaron el nombre al hambre
por el de austeridad
jamás se ensuciaron las manos
ni asesinaron a inocente alguno
se limitaron a aplaudir el espectáculo
a predicar su religión
( monetaria )
e insulsa
y a camuflar sus bajezas
en la filantropía.


Galeano amaneció en el jirón Los Andes
recordando que la fiesta es para pocos
saboreó una patasca
en el comedor de El Cojudito
aprehendiéndolo todo
ellos
( muchachos )
pueden más que nosotros
( por ahora )
más que reyes presidentes mariscales
y que cualquier Papa de Roma
en el altar de sus altares
se cocinan nuestras muertes
¿quién hace sonar entonces
nuestra campana de palo?
¿quién recoge nuestro grito
por una nueva existencia?...


El visitante dejó una carta
( abierta )
para leerla a nuestros hijos
por las venas abiertas circula
la fe intranquila de nuestros días.


Oh Galeano
soli causa
versus facere en la punta
de la lengua
muñecos de año nuevo arden
al final de nuestra calle
en El Progre todos afirman:
regresarás vencedor de tus batallas.

Umbral

Augusto Rubio Acosta

Se internó en los basurales
del rico Progre
( al fondo hay sitio )
se acercó a los pasteleros del reservorio
para preguntarles por Dios
sospecharon de la ingenuidad de sus palabras
del reportaje hirviendo
de los abismos de sus vidas…
¿Quién mierda eres para hablarnos
de los últimos tronchos del verano?
¿por qué preguntas por la soledad de los cañazos
en la refri abandonada de tus días?...


Un día causa
nos dijeron:
“nunca se acuesten en los pasadizos”
(por ahí caminan vivos y muertos)
“jamás confíen en los periodistas”
(esos cojudos que lo cambian todo)
por eso jateamos aquí
sobre el colchón de panca
y nuestra muerte joven
aquí estamos
vivitos
gritando
( y fumando rico )
sobre esta pampa
edificaré mi casa
( soli )
adentro florecerán mis yerbas
y habrá de macerarse
el amargo licor de nuestra historia.
Pero ¿a quién le importan
( reportero )
tus poemas de pollada?
¿a quién carajo las patrañas
culturosas y cojudas de tu vida?...


Se internó en los corralones
de la noche
para preguntarse
si esa terca soledad aún lo habita
o si ya es indubitable
el tiempo la certeza
la pisada
de su nueva vida.

miércoles, 23 de enero de 2008

Chimbote: cultura y erotismo

Este 8 de febrero en el auditorio de la UPSP se presenta el libro de narrativa erótica de Chimbote

Oswaldo Reynoso

Con la publicación del libro La santa cede (Río Santa Editores, 2008), Chimbote reafirma su importante presencia en la cultura peruana. Debido al auge de la harina de pescado, este puerto se trasformó en uno de los más conocidos del mundo. Su fama se extendió como una urbe que crecía por la afluencia de la gente que bajaba de los andes a ganar dinero y también como una ciudad abierta a los marinos mercantes que llegaban desde los cuatro puntos cardinales.
El humo de olor denso y desagradable que expelían las chimeneas destruyó el clima y pusieron de mal humor a las personas que recién llegaban o pasaban de largo por la Panamericana. Pero esto no fue óbice para que alrededor del muelle y en los asentamientos humanos de los alrededores surgieran cantinas y burdeles para todos los gustos y bolsillos. Chinos, coreanos, gringos, europeos, sudamericanos y peruanos venidos de cualquier rincón del país podían encontrar prostitutas, rubias, mestizas, negras de todos los tamaños, con cintura o sin cintura, de traseros descomunales o esmirriados y de senos vacunos o pequeños como deliciosos duraznos.
Sin embargo, a pesar de todo esto, hubo núcleos culturales que transcurrían como ríos profundos en bares, plazas o en viviendas. Ahora, que el auge de la pesca ha decaído, las aguas de esos ríos se han desbordado maravillosamente envolviendo a sus habitantes en un ámbito cultural pocas veces visto en el Perú.
En algunas ciudades de provincias de larga tradición, el interés por el arte y la literatura ha decaído. Así, a la presentación de libros, mesas redondas o conferencias sólo asisten pocas personas, por lo general estudiantes o profesores. En Chimbote, no. Las salas o auditorios se colman no solo de estudiantes de secundaria y universidad sino también de personas de diferentes oficios y profesiones. Y lo más gratificante es ver a padres o madres con sus hijos pequeños que escuchan atentos las palabras de los conferencistas.
“La santa cede”, el importante libro de cuentos y relatos eróticos de Chimbote, que llega a nuestras manos gracias al empeño de Jaime Guzmán Aranda, poeta, escritor, editor y promotor cultural y a Augusto Rubio Acosta, poeta, narrador y periodista, confirma, pues la importancia que ha adquirido este puerto en la cultura viva del Perú.
Los responsables de esta edición han tenido el acierto de colocar como prólogo un texto tomado de la novela “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, de José María Arguedas, en el que se narra un enfrentamiento de maleantes en un conocido burdel de Chimbote.
Los autores de los relatos, empleando diversas técnicas narrativas, nos presentan un gran mural de la vida erótica de este puerto. Las historias son picantes sin llegar a la vulgar pornografía; por aquí transitan personajes de todo tipo: potentados, maleros, pícaros, ingenuos, hipócritas, etc., en humorísticos o serios enredos sexuales y también en conflictos sentimentales. Además, hay crítica social directa y bien manejada. Este tipo de libros sirven para que los lectores rompan las trabas de una moral monjeril y encuentren el camino del goce pleno de la vida, sin exámenes de conciencia, dolor de corazón ni mucho menos arrepentimiento.
El conjunto se cierra con la presentación de Hilda, la puta emblemática de ese Chimbote de desborde sexual. Como bien señala Jaime Guzmán, Hilda era tan hermosa y tan fina de trato que ha quedado grabada en el corazón de cuantos compartieron su lecho de placer. Hilda no solo era una gran dama, era además una gran puta. “Gran” como el más alto calificativo de excelencia.

Usted debe saber que…
El libro “La santa cede” es parte de la “Colección Biblioteca de ambiente” y será lanzado en gran evento cultural que contará con la presencia de destacados intelectuales nacionales este 8 de febrero en el auditorio de la Universidad Privada San Pedro. Están avisados, después no digan que no se les comunicó; guárdenme sitio adelante nomás, plis.

jueves, 17 de enero de 2008

Dertreano

Augusto Rubio Acosta

A media cuadra del puente
hay una casa-barco que se resiste
en ella se aloja el polvo
la niebla
y el borroso pasadizo de la memoria
en ella conviven faros abandonados
drizas de gallardetes
timoneles de antiguos navegantes
y el oscuro trinquete del silencio
circundada de mares y relámpagos
una pequeña ventana
retiene el crepúsculo
¿en qué camarote azul dormirá ahora
el dolor de sus prontitudes?
¿en qué comarca lluviosa se mirarán
apenas los quebrantamientos de su infancia?


Ella vino a conocer su casa
click
( foto )
click
( foto )
un lugar donde soñar
de ese fruto tardío
sólo se lleva su sentina
el espacio en blanco
donde rehacer su historia.
Es jueves
no hay tregua
ella puede
empezar a llorar…

Psyché

Augusto Rubio Acosta

La pobreza de su lenguaje
jamás les alcanzó
para expresar su hermosura
de todas partes acudieron
para gozar de su visión
y rendirle homenaje
un trago más trago
así despertó la tarde
huraña y solitaria
así se consumió
la fascinante leyenda de su destino.


Emancipados de la lluvia
los nuevos lacayos
abrazaron su fragilidad
y su eterna presencia
en las veredas soleadas
de sus vidas
en el jirón Constitución
un emolientero inquirió:
Anda
di
¿a ti te purifica el sufrimiento
la desgracia o el gozo feliz de la verdad?...


Pero Psyché
( desolada y sin consuelo )
se negó a responder
sumergiéndose en un llanto infinito
nunca más regresaría
habría de olvidar a Eros
nunca más
sería inmortal.

Cinco esquinas

Jamás sabremos hacia
dónde se dirigía
aquél día de su soledad


Ernesto Sábato

Augusto Rubio Acosta


Nadie supo su nombre
( tampoco importa )
continuaba muriendo exhausto
de tanto esfuerzo
y a pesar de su heroísmo
tal vez necesito hablar con alguien
que le enseñe a orinar
( a tiempo )
en los postes
quizá intentó explicar
los más insondables misterios
del destino
expresarle al amigo ebrio
( que nunca estuvo )
que él no era el último fumador
de sus tristezas
que al otro lado de La Cachina
vivía su infancia
y una fotografía borrosa
lo estaba esperando.


Se incorporó
( delirante )
a pesar de su muerte joven
bendijo a los niños en la puerta del
TEMPLO EVANGÉLICO FUNDAMENTALISTA
“EL APOSENTO ALTO”
vomitó en la fachada
de TRANSPORTES RICHIVÁN
( Pallasca-Chora-Conchucos )
y se introdujo en el diazepán
y la inmundicia de los parques
( sin flores )
en la madrugada de los barrios
y callejones perdidos
jamás supimos adónde iba
los burros la panca las carretas
los borrachines de Cinco esquinas
aún lo están esperando.

martes, 15 de enero de 2008

Anuncian publicación de libro de historia de Nuevo Chimbote

Burgomaestre sureño se refiere a “Una mirada hacia el sur”, como el paso más importante en la construcción de la identidad de los neochimbotanos

La comuna distrital de Nuevo Chimbote anunció ayer la inminente publicación del libro “Una mirada hacia el sur. Historia y rumbo de Nuevo Chimbote”, volumen de 250 páginas que reunirá la más actualizada información histórica, geopolítica, reportajes, cronología, fotografías antiguas y personajes del distrito sureño, edición que tendrá una tirada de 15 mil ejemplares y estará a cargo de los periodistas y escritores Augusto Rubio Acosta y José Reyes Carranza.
“Será la primera vez en la historia de Áncash y posiblemente del país que un municipio publicará 15 mil ejemplares de un libro de historia, un libro que servirá para que todos nos reconozcamos en él y sentemos las bases de nuestra identidad como neochimbotanos. Nosotros no vamos a esperar cien años como Chimbote para publicar una obra que debe ser leída, no por una élite, sino por todo el pueblo en su conjunto. Este libro será obsequiado en los colegios del distrito y distribuido gratuitamente a todo aquel que desee saber más de su ciudad. No sólo de obras físicas como pistas y veredas vive el hombre, hay que mirar también hacia la educación y la cultura”, declaró el alcalde sureño Valentín Fernández Bazán.
El burgomaestre señaló que la publicación del mencionado libro fue aprobado por amplia mayoría en el último pleno edil y que el lanzamiento del mismo se realizará en los próximos meses, para el decimoquinto aniversario de institucionalización política del distrito.
“Este es el paso más importante que damos en procura de la consolidación de nuestra identidad como neochimbotanos. Sólo con educación y conociendo y amando lo nuestro saldremos del atraso educativo, de la emergencia en que nos encontramos”, sostuvo la autoridad edil.
Hablan los autores
Consultados sobre el contenido del referido volumen, el escritor Augusto Rubio Acosta señaló que en la publicación se pondrá especial énfasis en la prehistoria y los sitios arqueológicos de Nuevo Chimbote, así como en el proceso de mudanza producido antes y después del sismo de 1970.
“Es necesario develar lo relacionado a la comunidad de indígenas y el rol que le correspondió jugar en la formación del distrito, al igual que sucedió con la Irrigadora Chimbote, la construcción de la urbanización Buenos Aires, el poblamiento de Los Álamos, el traslado de la población luego del sismo y el movimiento de resistencia que se produjo. El libro expondrá también el rol cumplido por la cooperación internacional, la ayuda humanitaria y el apoyo técnico y financiero para los nuevos proyectos de desarrollo urbano. Un largo índice y sus contenidos estarán al alcance de todos”, declaró nuestro entrevistado.

sábado, 12 de enero de 2008

Juan Ramírez Ruiz: ¡Presente!

Fransiles Gallardo

Una noche de junio de 1994 el poeta y novel editor Jorge Luis Roncal me presentó a Juan. Tengo entre mis manos las fotos que evidencian ese encuentro. Están allí para la perennidad y el recuerdo: Rossina Varcárcel, con su cabellera negra y su sonrisa danzarina; Julio Nelson, con su bigote recortado y su seriedad de siempre; Jorge Luis Roncal, con su incipiente barba y su camisa blanca; y el suscrito, quien por aquellos años se desempeñaba como profesor de dibujo técnico, promotor cultural y director de la revista IDAT, con el cabello aún oscuro y mi saco de combate a cuadros.
Entre nosotros y entrelazadas las manos, con su cabellera crespa, negra y alborotada, sus lentes de metal, su saco crema y su pantalón marrón, el poeta Juan Ramírez Ruiz. Detrás de nosotros y sobre una mesa, una enigmática bolsa negra. Era una noche de poesía. Leíamos para los alumnos de esa institución. De rato en rato, Juan Ramírez Ruiz echaba mano a la bolsa negra y sacaba una botella de coca cola mezclada con ron Cartavio, con la cual Juan y yo brindábamos entre poema y poema. De allí enrumbamos a un bar cercano y las cervezas continuaron; mucho, mucho después que Rossina, Jorge Luis y Julio Nelson se marcharan.
Esa noche me contó de sus avatares poéticos. De Hora Zero, grupo al cual conocía desde Cajamarca y a cuyos integrantes leíamos ávidamente con nuestro entrañable Bethoven Medina, quien nos impulsó a formar el grupo Raíz Cúbica. Habló de la poesía y la amistad con Enrique Verástegui, a quien le debo un par de vinos (pagaremos Enrique), de Pimentel, del Palermo y de su alejamiento del Grupo. Eran más de las cuatro de la mañana, cuando el mesero del bar Monarca en Guzmán Blanco, nos dijo que estaban cerrando...
La segunda vez que nos encontramos, fue en el local de Jorge Luis Roncal del jirón Moquegua; en los apuros, en los previos a la publicación de mi Ventisca. Allí me entregó y dedicó sus Armas Molidas. “Sólo regalo a la gente que va leerlo”, me dijo. Era casi mediodía y Jorge Luis nos llevó a uno de sus clásicos y frecuentados huariques; pidió un café, Juan y yo una cerveza cada uno, las que se fueron sumando y sumando hasta llenar la mesa. Caía la tarde, la inolvidable conversación y los chistes continuaban. Me pidió que lo acompañara a tomar su carro en Abancay; “para el camino, una botita de Cartavio, compadre”, me dijo.
Nos sentamos en una flamante banca del remozado y enrejado Parque Universitario, al costado de la Casona de San Marcos, frente a la Cripta y la ex librería de Mejía Baca y como quien mira al viejo Palermo. Ahí nos tomamos esa generosa botella de ron. “Mis raíces son norteñas”, me dijo, tomando a pico de botella el añejo ron; “cántate un yaraví”. No sé si lo hice bien. Tal vez no vuelva repetirlo más, salvo pedido expreso de Ricardo Vírhuez.
Recordando las pechadas de mi tierra cajamarquina, “Hay que lejos me lleva el destino” los transeúntes nos miraban asombrados, “como a hoja que el viento arrebata” los lustrabotas nos rodeaban, “hay de mí tu no sabes ingrata”, abrazados, cantando “lo que sufre este fiel corazón”, llorando.
Los guachimanes, alertados, nos sacaron del parque por escándalo y contra la tranquilidad pública; viéndolo subir en una coaster, en la esquina de la avenida Abancay. Hasta hoy.

No lo dudes, poeta, tú nunca morirás...

Juan Ramírez Ruiz, fundador de Hora Zero, fue hallado después de varios meses de búsqueda, sepultado como NN en un cementerio de Trujillo.

Augusto Rubio Acosta

Lo que es la vida, la vida de poeta, Juan, dura, entera, arriesgada y en ocasiones (la mayoría de las veces) mal vivida. Lo que es la vida y uno tiene que enterarse mediante esta fría caja oscura que casi nunca sabe de nuestras cosas. El noticiero de América Noticias acaba de informar que se ha ubicado tu tumba en la ciudad de Trujillo, “después que fueras atropellado por un camión a la altura de Virú y sepultado como NN”. La sorpresa es grande ahora y el pesar enorme en casa, hermano; nos han arrancado la sonrisa a quienes esta noche sonreíamos, nosa han quitado un pedazo grande de corazón a quienes amamos la literatura peruana y apreciamos desde siempre tus poemas.

Ahora resulta que no andabas extraviado, que ya no estabas entre nosotros desde hace tiempo y que alguien de buen corazón –que nunca supo quién eras- te sepultó cristianamente allá en el norte, mientras todo el mundo te andaba buscando, mientras tu hermano José y tus amigos de “Hora Zero” se cansaban de enviar emails solicitando ubicarte y mientras todos visitaban los periódicos buscando al editor de culturales que habría de publicar la nota que daría contigo... Lo que es la vida, Juan, lo que ha sido tu vida, hermano. Y encima tener que identificarte mediante tus huellas dactilares, mediante esas manos y esos dedos que siempre supieron tener un libro atado a la mayor de las nostalgias, aquellos que supieron teclear fuerte en las remigton más intensas del setenta, en las máquinas más insondables de tu vida.

La primera vez que tuvimos “Las armas molidas” (Arteidea editores, 1996) en nuestras manos, ya habíamos leído “Un par de vueltas por la realidad” y “Vida perpetua”, pero hasta entonces no habíamos asistido a un libro que ofrezca lectura poética, política, social, antropológica y lingüística en un sólo volumen. Un libro bello, total y con setenta poemas extensos de excelente factura. Y entonces te admiramos aún más, Juan, porque a tu poesía grande, grande, se sumaba el haber fundado el emblemático grupo poético de los setentas: el Movimiento Hora Zero, aquel donde también se alojara en su momento el chimbotano y poeta portuario Mario Luna.

Y es este libro, Juan, el que nos dice claramente que la inmolación de tus días no ha sido en vano, que el fecundo ejercicio vital a lo largo de tu existencia continúa dando batalla por la poesía, por esos versos que supiste enhebrar en el límite de un tiempo que se ha ido y que se constituyen en vida. Por eso hoy volveremos a leer Las armas molidas, por eso buscaremos de nuevo tus libros y los entregaremos a los muchachos que aún no conocen de tu vida, de tu andar, de tu poesía. Porque es necesario leerte Juan, porque son “Palabras urgentes” las que permanecen atadas en la retina de la memoria y en las bibliotecas perdidas de nuestra vida.

Te quisimos mucho, ¿sabes?, a pesar de nuestra actual e insulsa condición de lectores y escritores de provincia, y de estudiantes universitarios en la Lima monstruosa de los noventas. Te quisimos, Juan, y por eso anoche ante un televisor apenas pudimos disimular una lágrima, apenas y asistiendo impotentes a las últimas y terribles noticias de tus días. Qué más decirte, hermano, qué más plasmar en esta página que hoy domingo gana las calles, flamea en los kioscos de Chimbote (en vano) y nadie sabe qué respondernos si preguntamos por ti. Qué más decir si todo ya ha sido dicho, si ahora ya no hay sol en nuestro patio y no somos más que tristes lectores de tus libros viejos, rebuscando tus poemas en algún espacio perdido o lateando por Killka en las tardes que jamás nos vimos intentando encontrarte.

jueves, 10 de enero de 2008

Tardanza

Augusto Rubio Acosta

Les hablaron de mutación
morfológica social y cultural
mientras plantaban su estera
observadores franceses
que pasaron de sur a norte
los catalogaron de bidonville
las estacas se alinearon junto a los perros
sobre los planos rudimentarios
que nadie aprobó
les dijeron y repitieron:
“no jodan les habilitarán otro terreno…”
a los niños panzones
y a sus madres desencajadas
nada de eso importó.

Me hubiera gustado amar
cada uno de tus días
bajar al llano tocar guitarra
y levantar mis brazos
ante el cordón policial
pero nunca me supe tus sueños Progre
ni siquiera a hurtadillas
la luminosa historia de tus días
y ahora intento conchudamente
habitar
( como un cojudo )
los precarios rincones de tu infancia
jugar pichanga en la avenida de tus carencias
y zamparme un trago
( adulterado )
a la mitad de tus mañanas
me hubiera gustado amar amar
el aguafuerte de tu tristeza
computar
( in situ )
a tus hembritas
y la soledad desnuda en tus ventanas
pero llegué tarde tarde
( too much late )
y no quedó otra
que intentar arrancarle
el secreto a la nostalgia
deambulando como un huevón
( al cuadrado )
por las veredas rotas
de tu vida.

Encuentro con Freud en la Parada El Progreso

Qui addit scieniam
addit et dolores


Augusto Rubio Acosta

Amaneció en el bar
interpretando mi insomnio
mordió una papa amarilla con euforia
y repitió el pellejón reventado
( a dos lucas y media el plato )
se solidarizó con Copérnico
Darwin Marx
y con la barba insulsa de Charcot
los fruteros preguntaron por él
al ver su foto en el periódico
se palteó con el cireo del ruquerío
( fui fuiiu… )
en el jirón Victoria
se disfrazó de predicador chamán
candidato a palaciego
y junto al monumento al cachaco
( desconocido )
ofrendó su conocimiento al mar.


… En mi gobierno
los sueños de los niños
( proscritos )
tendrán sentido
aunque ellos jamás lo sepan
lo que suceda en sus cabezas
me será comunicado
y aflorará el inconsciente
vital bestial y asqueroso
que nos ha hecho como somos
que ha reprimido nuestra voz
hasta hacerla insignificante
censurando el mejor matiz
de nuestra perdición.


Onírico y verás
( con pinta de reforma agraria )
un pelador de pollos
preguntó por el dibujo el casillero
el numerito a marcar
en la cédula de sufragio
en su humanísima condición de globalizado
un maruchero se inspiró:
por qué michi no pegas tu cacharro
en los postes causa no seas cojú…


Las cachangueras al costado del puente
nos ofrecieron champú cuando nos fuimos
en las chinganas de Jorge Chávez
bebimos a borbotones el brebaje vulgar
de nuestras propias desgracias
estoy cansado de reflejarme en las chairas
aberraciones y neurosis
harto de la mustia luz de los semáforos y silbatos
que no me dejan prolongar mi tiempo
y soñar
estoy lejos de Bergasse 19
de Viena inerme de las frutas podridas
y de la histeria de su mar.


La primera vez que Freud visitó El Progreso
una verdad descalza gris e impronunciable
inundó como una correntada violenta
esa intensa letanía el jardín inexistente
de nuestra invisible infancia.
Hemos perdido el entusiasmo Sigmund
no escribiremos más
ahora nos toca soñar.

jueves, 3 de enero de 2008

Con Jagger, The Beatles, Maravilla y Chacalón


Here comes the sun, here comes the sun
and I say it's all right


The Beatles

Augusto Rubio Acosta

Diez de la noche. Avenida Gálvez. Treinta y uno de diciembre. Escuchando la música extraviada que vomita algún parlante colorido a mitad de nuestra cuadra (va a haber tono), avanzamos a pie esquivando las bolsas de basura abiertas y las cajas de panetón inmundas regadas en la acera, camino al malecón.

Si quieres saber de mi vida, anda pregúntale al mar…, había leído El Innombrable en no sé qué oscuro y luminoso libro que jamás le devolvieron, y terminó convenciéndonos para asistir al ritual, acabó contagiándonos su pavorosa sed y haciendo gala del floreo maldito que se manejaba, trazó el mapa de nuestra ruta.

Y ahí estábamos: la Refri, con su mirada adolescente, los anteojos de carey poblando el parpadeo de las lucesitas de los árboles, y sus piernas chuecas (pero buenas); ahí estaba la Mily, la loca esa, regalona, la mejor herencia que su difunto padre había dejado a la cuadra (porque el resto de sus hermanas estaban para el gato) y que siempre solía pulirse un absolut vodka de su bosque-tienda para invitarle a los patas, a su gente, a la mancha.

El tercer material –el de fondo- se llamaba Mayte y masticaba siempre clorets eucaliptus cuando estaba nerviosa o para intentar ocultar –inútilmente- el tufo bravo de las amanecidas sin nombre; pero a ella se le perdonaba todo porque era linda y estaba fuerte, porque todos la habíamos soñado en nuestras camas de tablas viejas y porque era la quinta esencia, la coca-colita en el desierto de nuestro barrio pobre pero añil claridad.

A Vicius no se le ocurrió mejor idea que redactar un manifiesto: una larga lista de reclamos y deseos frustrados se volvió a repetir sobre un papel en blanco, el mismo que fue introducido en una botella. El i-pod del Innombrable dejaba oír el Honky Tonk woman y Vicius sacó partido a su aire a Mick Jagger, un Jagger cholo -stone del jirón Pizarro- y se puso a cantar a voz en cuello de cara al mar… Cuando acabó la canción, sonó el Here comes the sun, de The Beatles, y nos pusimos a cantar en coro.

Little darlin' it's been a long cold lonely winter
Little darlin' it feels like years since it's been here
Here comes the sun, here comes the sun
And I say it's all right...

De a poco se fueron acercando pal` brindis los ebrios de fin de año, las parejitas entonadas y transeúntes de la zona, los chibolos que reventaban cohetecillos ante la luz indómita de los autos, y nosotros cantándole a la vida y al amor cojudo como burros en primavera…

Saludsalud, causita. ¡Salud, flaca! ¿Y quién va a lanzar la botella al mar, brother? Tú, Mayte; no, yo no. Tú, Vicius; no, chochera, yo paso. Tú, cimarrón… Entonces, cuando a todos nos parecía sentir las once de la noche en nuestros rostros, cuando la desfalleciente luna dominaba la Plaza 28 de Julio, y el vértigo ancestral y delirante de la música había atraído a una docena de juveniles e irredentos gruopies, nuestro pequeño mundo de flores, petardos, hard rock y coronas de espinas se vino abajo: el puto serenazgo había llegado.

Oe, Chunchito, yo pago mis impuestos ¿ya?; además la plaza es de todos, no es tuya… A ver, pé, sácame. Sácame, pues, oye, cerdo; sácame… Un sereno con cara de caficho reía a bordo de la camioneta. La Refri, grandaza, estaba lo suficientemente acalorada como para espantar a los uniformados ella sola. El sereno caficho se acercó –sorprendentemente- a abrazarla fuerte... Se apachurraron, se besaron (creo), se sonrojó, se le evaporó la risita al chofica y se subieron al roca a seguir loreando. Ya vamos promoción, cálmate y no seas achori. Qué te cuentas; vítame del queirolito y te pongo un cidí paja que estoy seguro te va a gustar… Ya muchachos, todo tranqui, no pasa nada acá… ¿Por qué no nos dejan de joder, oye, y la hacemos juntos mano; es año nuevo, promoción, no jodan, pues…

La luz de los postes nos enceguecía de rato en rato. Mayte y las chicas se habían entonado pasadas las once y media. Los chibolos que reventaban ratablancas se guardaron en sus casas in promptus y nadie, nadie ya estaba en la plaza –sino nosotros- a esa altura de la noche. Sólo el etéreo sonido del i-pod, la voz de Jagger -y nuestros aullidos- flotaban en el malecón junto a una botella sin lanzar.

Los serenos sí que eran jarros; dos joncas mitad mitad salieron deadebajo del asiento donde van los faltosos. Saludsalud, chochera; ¿qué?, ¿ya ves?, sírvete lleno, brother, es año nuevo, mañana es feriado y no tendrás que llegar entelado a la oficina, hacerte el cojudo (el que trabajas harto) y volverás a este mismo roca para continuar quitándole sus carretillas y su merca a las tías que venden sandía y cachivaches en El Progre. Abusivo eres m…

La noche estaba a punto y nos pusimos a planificar lo que venía. Recorrimos el sur, las discotecas estaban llenas y los karaokes reventaban; visitamos uno que otro tono que nos esperaba como invitados o paracaidistas, pero ya habían sido: nada fuera de lo común, nada nice e interesante... ¿Y si volvemos a la cuadra? El tono debe estar arrancando…

El vehículo edil se estacionó a un costado de la estera de carrizo (mismo velorio) que bloqueaba el ingreso a los pirañas de la zona. No nos quedaba otra… Habla vecino, cómo es para entrar. Pasa nomás, Cimarrón, ustedes son del barrio...

Y a nosotros, que nos gustaba un tanto cierta música difícil, terminamos bailando a rabiar con el Grupo Maravilla, revolcándonos con Chacalón, Pintura Roja y haciendo trencitos con el Grupo Néctar. El trago pasaba de mano en vaso en las bancas y mesas instaladas a mitad del asfalto. De la cerveza inicial se pasó a un vino de cinco lucas la botella y a la venta en el Comedor de Heraldo. Las muchachas sudaban, ardían. El baile se hizo general como a la una y en los telos del frente empezaron a sonar los timbres para quemar el año ido. ¡Feliz año nuevo, muchachos!, si yo los conocí chiquitos… Los viejos verdes de la cuadra parecían disfrutar recordando sus tiempos alrededor de la nostalgia. ¡Este año va ser mejor, carajo!, ¡este año salen nuestras veredas del presupuesto participativo y nos cambian el podrido desagüe!, ¡Tantos años esperando!...

Los tonos huaynocumbieros debían ser siempre así de malditos, igual de radicales en cuanto al baile, mucho más entrañables que cualquier tono en la ciudad (aunque nadie nos crea)… Y la Refri empezó a cantar Antahuara, Vives equivocada (casi llora la desgraciada) y después El tikitiki, de Los Mirlos. Los cocharcas de la cuadra pidieron a gritos al diyéik que pongan Esclavo y amo, Hipocresía y El reloj, de Los Pasteles Verdes, pero nadie les hizo caso. Al fondo, los más choborras, los que habían arrancado la tranca interminable en la esquina de Gálvez con Pizarro a las cuatro de la tarde, se alzaron nerviosos, tensos y mareados para exigir Amargo amor.

A las mil y quinientas, los serenos y los salseros duros demandaron bailar con su negro El Cartagena, y con el cantante de los cantantes, mientras las tías cuarentonas mandaban papelitos al dijéik para que se busque el 45 RPM de Chico de mi barrio. ¡Ahí viene el sol, Cimarrón, chequea!... Y el alba empezó a despuntar como a las cinco y media en nuestros ojos. Nos sorprendió abrazados alrededor de una mesa, entregados a la nostalgia por los tiempos idos y a nuestra vieja pasión por la conversa infinita. Yo nunca había bailado ni cantado estas canciones; yo tampoco chochera, pero no están mal. Este año me voy, espero que por allá estén mejor las cosas; en febrero me mudo a los YU ES EI, los voy a extrañar. A mediados renuncio a mi vieja chamba y me dedico a otras cosas; ya quisiera estar en tu lugar; más tarde vamos a la playa, qué dicen, yo le saco el carro a mi papá…

Si quieres saber de mi vida, anda pregúntale al mar. Es miércoles primero de enero y hemos venido al malecón. Alguien tenía que lanzar esta botella al mar a pesar de la resaca. Es de mañana, he escrito un par de poemas para mi nuevo libro (en el papelito dejo constancia) y redacto estas líneas que hablan de la música, de la alegría de estos días, pero también de libertad.

Querrán matarlo y no podrán matarlo...

Javier Garvich

En otros países, los escritores tienen algún tipo de institución que los organiza, informa e incluso los protege. Aunque alguno de vosotros no lo crea, en otras sociedades se valora bastante a los escritores, se les sigue escuchando con atención y, sobretodo, se les lee. Las municipalidades más pequeñas hacen sus concursos literarios, miman a sus escritores oriundos. En los colegio se les reclama insistentemente. Cualquier librero se enorgullece de conocerlos.

Aquí el escritor virtualmente no sirve para nada. No recibe ayuda ni estímulo de ningún tipo. El Estado peruano tiene el dudoso honor de ser el único en Sudamérica que no otorga ningún premio literario nacional. Además, el escritor es víctima de editoriales que lo enredan en contratos leoninos, escatimándoles sus derechos, imprimiendo sin su permiso y pirateándolo a su gusto.

“¡Querrán matarlo y no podrán matarlo!” ¿Cuántas veces esos hermosos versos del Canto Coral a Tupac Amaru han resonado en eventos públicos, libros de texto, protocolos estatales, citas de discursos, nombres de promociones, titulares, pie de monumentos nacionales? ¿Y cuánto ha recibido a cambio Don Alejandro Romualdo, además de un rutinario reconocimiento? ¿No se ha ganado con méritos de sobra una pensión estatal digna? ¿No se ha ensuciado el Estado lo suficiente demorando inexplicablemente la solicitud de uno de nuestros más grandes poetas de la historia peruana?

Cuántos poetas y novelistas, dramaturgos y ensayistas han terminado en los pozos de la indiferencia y el olvido, malviviendo una vejez como una carga para sus familiares, incapacitado de moverse para reunirse a su gusto con otros colegas, aguantando enfermedades con dos huevos porque su escuálido presupuesto no aceptaría ningún tratamiento. Olvidados por quienes años ha se lucían en público proclamando sus versos, fumando sus últimos días en una soledad inaudita para un país que necesita maestros y consejos. Cuántas veces hemos oído hablar de aquel artista que murió en la indigencia. Cuántas veces hemos hecho colecta para ayudar a aquel poeta a pagar el hospital o los medicamentos. ¿Sucederá lo mismo con Romualdo?

Cualquiera diría que quisieran reventar al Poeta de la misma manera que él narró el último suplicio de Túpac Amaru. Pareciera que el Estado, los poderes fácticos de este país y la mortal indiferencia de ciudadanos e incluso artistas desean que don Alejandro se muera ya, que deje de quejarse, que desaparezca de la tierra y no joda.

De los escritores del Perú, siquiera, depende algún tipo de iniciativa que le restituya a Don Alejandro la dignidad y el sitio en nuestro país que pareciera haber perdido para siempre. Sí, querrán matarlo. Hagamos lo posible para que no lo logren.

* Tomado de www.lapizymartillo.blogspot.com

miércoles, 2 de enero de 2008

poema para titi ubio

augusto rubio acosta

a mi pequeña trilce, siempre

Alcanzamos a decir ¡sadú!
con juguito e` mandarinas
a tomarnos una foto
bajo el cielo sin cielo
encapotado
de nuestra incertidumbre
permanecimos quietos
emocionados y en silencio
el más mínimo esfuerzo
de no sucumbir
ante el tiempo
( inmóvil )
y la lluvia inminente
de ese primero de enero
de dos mil ocho
en el malecón de la ciudad.


Alcanzamos a decir ¡los nanis!
a celebrar con canchita co-cor
batanas mininas sin pepa
y hoyito en los cachetes
rasguñamos poemas
( que nadie leerá )
en la línea blanca
de su vestido a rayas
nos embriagamos del aire
la brisa el caminar
sus brincos limpios y serenos
su risa atrapando mi llanto
y olvidando el trabajo
la lectura y la cena.


… Y no me importó
continuar bebiendo
porque el azul me la devolvía
y la veía en mi mejor esquina
porque el silencio se cerraba
mientras llegaba otro trago
( ¡mozo, dos cusqueñas heladas! )
y ella aparecía
con sus ojazos vivos
y su uniforme azulito
( de primer día e` clases )
sonriéndome abierta
y entrañablemente
como aquella madrugada desde su cama
en el frío hospital del Seguro
en que el callado movimiento de mis brazos
las aspas de molino
y de calor que le extendía
me arrugaron y humedecieron
la camisa mal planchada
sus botones azules
( el cerquillo )
la flor y el corazón.


Alcanzamos a decir ¡sadú!
se bocó la canchita
queremos guagua
y le hice acordar el día
que le extrajeron un poemita maduro
de su pequeña vesícula
pero ¡no yiles!
porque había un yeyi bebé
en tu cabecera
y yo sabía que estarías bien
como ahora
en que reparto mis anhelos
y tú me miras y me abrazas
te acercas y te alejas
y me dices:
cañaña, Pá; cañaña será otro día…
y yo me aturdo
me desconcierto
te beso tiemblo
te abrazo fuerte
y rasguño
otra vez
de nuevo
rasguño.


chimbote, 1 de enero de 2008

¡Se recupera!

Salud de destacado músico chimbotano, Freddy Escudero, evoluciona favorablemente en Hospital Regional

Una considerable cola de amigos personales, familiares y trabajadores culturales de la ciudad, se forma estos días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Regional "Eleazar Guzmán Barrón", de Nuevo Chimbote. La razón: visitar a Freddy Escudero, cuya salud mejora lentamente luego del coma diabético en que se encontrara sumido por varios días. Desde esta pequeña trinchera de Marea Cultural deseamos una pronta recuperación para el músico y un exitoso regreso a los escenarios.

poema de cualquier tarde

augusto rubio acosta

Y entonces hablé
del poema que debió llamarse
repartidor de ilusiones
y que pensé erróneamente
sería más paja
más pleno más cool
y hermosamente literario
escribirlo alrededor
de la dulce y fresca oscuridad
de los antros devastados
por el sonido del mar
en la noche joven
e intoxicada de los ebrios
y la risa limpia del absurdo
en las muchachas lindas y vitales
que socavan vuelan
hacen estallar destruyen
el pequeño y milagroso mundo
donde sobrevivo
abandonado frente al viento
de este añoso malecón
que me ve llegar a la poesía
como hoy
borroneando en sus paredes
y losetas frías
embadurnadas de esperma
mis más antiguas nostalgias.


Hablé con el mar
a la mitad de mi cielo inúti
de mi cabeza golpeando la pared
en la nocturnidad de mis infancias
de la hondura musical de mis pretextos
y la limpieza en mis palabras:
Mi nombre es Gucho
vivo en el Progre
leo el periódico en la esquina de Gálvez
con la avenida Buenos Aires
y me bacila Pearl Jam U2
Stone temple pilots
y las enormes bridgestone
de los traileres.
A veces como hoy
escribo con spray en los sardineles
en el monumento al maestro
( en huelga )
y en la noica vastedad
de las madrugadas.
Es primero de enero
a la gente le llega al pincho la poesí
déjame cantar mi canción.


Chimbote, 1 de enero de 2008